Cuando Apple decide que sacudirá al mercado nadie puede detener su intención. Esta empresa se ha caracterizado por ir contra corriente desde el triunfal regreso de Jobs al frente. Sin embargo, sus estrategias de innovación no siempre son algo nuevo, el lanzamiento del iPhone X es un gran ejemplo, parte de las nuevas características del teléfono pueden encontrarse en otras opciones de Android. La diferencia que ha entregado el liderazgo a la empresa de Cupertino ha sido el sistema operativo, técnicamente el nuevo iPhone no es el teléfono más avanzado del mercado, podría decirse que el note 8 de Samsung es el que tiene ese lugar. No quiero entrar en una batalla entre iphoneros y androideros cada plataforma tiene lo suyo. Si de brand awareness se trata el iPhone es el teléfono más popular del mundo, indudablemente su mera existencia define el segmento, el año pasado lograron desplazar poco más de 211 millones de unidades. No obstante, las cosas se ponen interesantes al evaluar el nuevo precio, por aproximadamente 24 mil pesos puedes comprar un smartphone de última generación del Apple, en contraste podrías pagar poco más de tres o cuatro meses de colegiatura privada en nuestro país, lo menciono porque parece evidente que Apple ha enfocado este aparato al segmento de alto poder adquisitivo, aún así parece demasiado dinero.
Las voces de la razón dirán que nadie está obligado a comprar esta maravilla tecnológica y tendrían razón, también es cierto que la mera llegada del iPhone X crea una suerte de discriminación basada en poder de compra. Los teléfonos se han vuelto comunes y tal vez Apple busca regresar el “sabor” exclusivo de tener uno de ellos. El nuevo esquema difiere de la otrora estrategia en la que se buscó democratizar el smartphone con rebajas o aumentos leves. Este movimiento podría señalar un nuevo camino para la marca y una forma de segregación social tecnológica.
Sin ningún dato que sustente mi hipótesis —más que la simple observación— les podría decir que uno de los motivadores de los asaltos a nivel mundial es el smartphone. En muchos casos es el bien de mayor valor que puede tener una persona mientras camina por la calle o utiliza como GPS en su auto. Este nuevo teléfono señala que una persona puede pagar 24 mil pesos por un aparato de comunicación y dice mucho sobre sus hábitos de consumo y capacidad crediticia. No tengo nada en contra de los productos de lujo pero hay algo que decir cuando algo tan mundano y transaccional como un teléfono representa poco menos de cuatro veces el salario promedio mensual de un mexicano, ni hablar del salario mínimo. El ganador es Android y sus opciones; platicaba con un líder de opinión y asiduo usuario del iPhone, al oír el nuevo precio simplemente me dijo: ¿Cuánto cuesta un Android?
Este tipo de acciones por parte de Apple podrían deberse a un potencial aumento de costos de producción pero también una estrategia para aclimatar a los clientes a un teléfono más caro, es muy posible que las nuevas posiciones de intercambio comercial de los EEUU resultarán en la necesidad de retirar la mano de obra de China, otra es que la calidad del teléfono exige este nuevo precio, en lo personal me inclino por la primera.
Tengo algunos años hablando de los analfabetas digitales, los consumidores que se quedan fuera de una sociedad por no tener acceso a tecnología. Este nuevo precio indica un fenómeno similar, cuando un sector de la sociedad siente que se ha quedado detrás de los beneficios de la economía nacional reacciona de manera muy violenta. Esto se demuestra en los levantamientos en Egipto o en un extremo las elecciones de nuestro vecino del norte. Pero el internet y su máximo exponente —el smartphone— habían servido como ecualizadores sociales. Desde su lanzamiento estos aparatos se hicieron cada vez más accesibles y si bien habían modelos caros o premium no eran imposibles de acceder. Ahora las cosas se ven distintas, habrá un teléfono para las masas y otro para el alto nivel socioeconómico, en otros segmentos no diría nada, en los smartphones me parece una mala propuesta. Hay una razón por la cuál la maravillosa marca de teléfonos de lujo Vertu quebró, el teléfono debería ser democrático, o por lo menos así se suponía.
Entiendo mejor que muchos que Apple no ha tomado la decisión a la ligera y que poco se conoce de la elasticidad de la demanda por smartphones. Pero hay que recordar que ya es un camino explorado por Apple, poco se ha dicho del retiro de mercado del Apple Watch de oro de 18 quilates que llegaba a los 17 mil dólares en precio.
Los próximos meses serán interesantes y no puedo esperar a ver los resultados de ventas del iPhone X para entender mejor si funcionó la apuesta. Al expresidente Echeverría le atribuyen la frase “todos los mexicanos son iguales, pero hay unos más iguales que otros”. Para Apple todos somos iguales, sólo habrán unos más iguales que otros.