Cómo tener una mala estrategia de marketing político, podría ser también el título. Veamos: Santiago de Chile es la “nueva Miami” para los argentinos. La diferencia en el tipo de cambio entre Buenos Aires y el país del otro lado de la cordillera hace que haya fuertes diferencias en productos de electrónica, ropa y calzado.
Como consecuencia de esto, miles de argentinos cruzan la frontera cada día y van sólo a comprar o aprovechan viajes de turismo o negocios para repletar sus maletas.
Hacer esto no es delito. Si se abonan las tasas e impuestos correspondientes al ingresar al país, y se cumplen con las disposiciones legales en cuanto a restricciones aduaneras, todo es absolutamente válido.
El problema es que el “éxodo” de los argentinos para comprar en Chile es un tema que preocupa a grandes y pequeños comerciantes locales, que ven cómo sus ventas caen a niveles bajísimos por gente que viaja kilómetros para hacer sus compras. Esto, hecho por un funcionario de alto rango nacional, no es un buen ejemplo.
Allí es cuando el “comprar en Chile” se vuelve polémico y sólo genera dos cosas: enojo en la sociedad y un perjuicio en la imagen del político.
El (mal) ejemplo de este jueves es el del ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, el rabino Sergio Bergman. ¿Qué pasó? Una foto del funcionario del gabinete de Mauricio Macri se viralizó en las redes porque se lo ve comprando un televisor LED de más de 50 pulgadas en Chile, donde están a la mitad del precio que se vende en Argentina.
La imagen, dada a conocer inicialmente por una usuaria en su cuenta de Twitter (Arantxa Escribano), lo muestra llevando un gran TV LED en Santiago de Chile. “Volviendo de SCL me encuentro a @sergiobergman en el avión. ¿Le parecerán caros en Argentina los TV? Se trajo 2 de Chile”, escribió.
Volviendo de SCL me encuentro a @sergiobergman en el avión. ¿Le parecerán caros en arg los tv? Se trajo 2 de Chile!!! pic.twitter.com/7zF0vRwJnt
— Arantxa Escribano (@aranzs) 7 de septiembre de 2017
En las redes, “Bergman” se transformó rápidamente en TT en el país y todos los grandes medios abordaron el tema en sus ediciones online. Para la imagen del funcionario, ya golpeada por un particular disfraz de planta, no fue una buena noticia.
Según explicó La Nación, asesores de Bergman dijeron que se trata de una donación para una fundación (el Centro de Espiritualidad Judía Mishkánen), y que compró en Chile porque no iba a tener tiempo de hacerlo en la Argentina, porque el funcionario estaba allí en un congreso. “Nos llegó la invitación y se había comprometido a donar un LED a la institución. Por falta de tiempo y al estar de viaje, lo compro en Chile y lo trajo”, explicaron. Pero el daño estaba hecho.