El fenómeno de los e-Sports parece no tener fin, o al menos no uno cercano; el incremento en la popularidad de este segmento en los videojuegos podría llevarlo a que sea parte del calendario olímpico en los juegos que se llevarán a cabo durante 2024 en París.
Según la Associated Press (AP), Tony Estanguet, copresidente del comité que impulsó la candidatura de la capital francesa para organizar los Juegos Olímpicos, indicó que sostiene conversaciones con representantes de la industria que ofrece modalidades electrónicas de distintos deportes. Asimismo, señaló también que ha platicado con el Comité Olímpico Internacional (COI) para plantear la posibilidad de que los videojuegos sean considerados deporte olímpico.
El hecho de que esta modalidad de competencia deportiva sea analizado para incursionar al programa olímpico, responde a la búsqueda de que las olimpiadas continúen dentro del interés de las jóvenes audiencias, así lo reconoció Estanguent. La planificación de la organización deportiva comenzará a definirse en 2019, al tiempo que la resolución se dará en el 2021.
Uno de los eventos que marcarán la viabilidad de esta propuesta serán los Juegos Asiáticos de 2022, el Comité Asiático agregó a los e-sports como una disciplina, aunque todavía no se sabe qué videojuegos serán utilizados para las competencias. Anteriormente ya había un registro en la relación olímpica-virtual, en los juegos de Río 2016 se llevaron a cabo competencias videojuegos a manera de exhibición.
El auge que vive en estos momentos el deporte electrónico, ha llevado a que diferentes marcas y sectores se relacionen con esta modalidad, incluso los clubes de diversas disciplinas deportivas han creado o autorizado equipos virtuales.
De igual forma se aprovechó esta creciente tendencia para lanzar cursos que permitan a los gamers mejorar sus habilidades, tal es el caso de España, donde se ha creado Playeek la primera universidad enfocada en los deportes virtuales; a su vez, las televisoras dedican espacios para la transmisión de este tipo de eventos.
Para 2020 se tiene proyectado que este mercado tenga un valor de 13 mil millones de dólares, mientras que para América Latina, para ese mismo año, supere los 2 mil 500 millones de dólares.