Desde la aparición de los blogs a finales del siglo pasado, y recientemente con los video bloggers, mejor conocidos como “Youtubers”, el influencer Marketing ha ganado terreno en las estrategias para llegar al consumidor.
Después de que la televisión y el radio han ido perdiendo paulatinamente el poder que tenían para masificar mensajes y el mundo digital ha ganado fuerza en los últimos años; esto ha replanteado las cosas al momento de crear estrategias para llegar al consumidor, que cada día es más inquieto y rebelde.
Las figuras que generan influencia, sobre todo en las generaciones más jóvenes, ya no están saliendo como en el pasado de la TV, sino que ahora están llegando también personas “comunes” que cuentan con muchos seguidores y logran un gran engagement con sus audiencias.
Si consideramos que un “Influencer” puede cobrar por un mensaje desde 500 pesos y sin son realmente populares pueden pedir más de 300 mil pesos por vincularse con una marca, eso nos muestra que para ellos puede ser un verdadero negocio, pero la pregunta obligada es: ¿Hasta que punto su audiencia se los va a permitir?
Los influencers que no cuidan el balance entre lo que les da dinero y lo que les da audiencia, terminan perdiendo ambas al medianos plazo, y una razón por la que pierden este balance es porque le permiten a las marcas gobernar sus publicaciones, adueñándose del contenido que publican.
De ninguna manera estoy diciendo que deban de hacer y decir lo que quieran de las marcas sin control, en realidad debe haber un entendimiento de la marca sobre cual el estilo y forma de publicar del famoso.
Las marcas que quieran tener éxito con influncers deben dejarlos hacer lo que los hizo famosos.
A partir de entregar un brief con todo el detalle, un guión de ejemplo y toda la información disponible, el Influencer es capaz de crear un contenido que cumpla con el objetivo de la marca, pero sin perder su estilo. En otras palabras, debe buscar que el contenido se perciba natural por la audiencia.
A las marcas les cuesta mucho trabajo entender que necesitan dar esa libertad al influencer para que haga lo que sabe hacer bien, y buscan imponer un guión para que todo salga tal como lo planearon; el problema es que aquí no controlan el medio, ni el mensaje, solo tienen un vínculo con quien si lo hace, de tal forma que la relación debe ser mucho más relajada y abierta, privilegiando el dialogo directo con el famoso, ya que en muchos casos esta persona puede aportar ideas frescas que van más acorde a su estilo personal.
El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor