Si bien el proceso de aprendizaje siempre conlleva un fracaso, lo cierto es que una planeación incorrecta, falta de objetivos, así como poca perseverancia puede llevar a una conducta de pocos logros.
No obstante, el fracaso está sobrevalorado como experiencia negativa para especialistas, ya que el término tiene múltiples connotaciones, desde intentos, hasta atajos para el “éxito”. Para analistas de CMO, las experiencias frustradas son cuestión de enfoque procesarlas correctamente, que van desde una falta de estrategia o es parte del proceso al éxito. Explica algunas formas de comprender el proceso que vale la pena analizar:
Comenzar desde el final. Al explorar el “peor de los casos” hay una oportunidad de evaluar la honestidad, es un proceso de asumir-mitigar lo que va a suceder y que sirve para planificar la próxima hazaña.
El fracaso no conoce fronteras. Según CMO, los fracasos son parte de un proceso denominado “derribar el muro” que es un aprendizaje necesario, ya que conlleva un proceso de inducción que obliga a solucionar los problemas.
Admitirlo desde un principio. En los negocios, admitir el fracaso y pedir consejos se puede convertir en un compromiso positivo con los clientes si se hace correctamente, lo cual puede volverse una experiencia atractiva.
Fracasar y volver a fracasar. Al parecer, los fracasos pueden funcionar para volvernos críticos, crear actividades nuevas, documentar suposiciones con datos existentes, apreciar mejor los resultados potenciales y planificar más las consecuencias, trabajar más rigurosamente y cultivar una cultura interna positiva de resiliencia.