Hace un par de días se dio a conocer que el International Football Association Board (organismo dependiente de la FIFA y encargado de revisar y definir las reglas que rigen al balompié) analizará la posibilidad de reducir la duración de los partidos de futbol, la cual pasaría de 90 minutos de tiempo corrido, a 60 minutos de tiempo efectivo. Si bien la propuesta tiene como objetivo hacer el juego más fluido y evitar que los jugadores “hagan tiempo” de forma deliberada, el reducir en un tercio la duración de un partido es una decisión que veo lejana por una simple razón: tiempo aire.
Cualquiera que haya seguido un partido del futbol mexicano a través de la televisión abierta podrá haberse percatado que cada juego es una auténtica “orgía” de marcas. Más allá de aquellas firmas que lucen en la indumentaria de los jugadores y en las vallas de los inmuebles, en los últimos años las televisoras han optado por inundar sus transmisiones con menciones, cintillos o animaciones publicitarias.
Si bien es comprensible que las televisoras busquen sacar el mayor jugo posible a cada uno de los minutos de tiempo aire que tienen disponibles, el problema radica en que el consumidor (en este caso el televidente) ha dejado de ser la prioridad, pues las citadas argucias publicitarias, no sólo se han convertido en una inocente molestia, sino que incluso han comenzado a obstaculizar el disfrute de los partidos de futbol.
Basta recordar la pasada final del futbol mexicano, cuando quienes seguían el juego de ida entre Tigres y Chivas por TV Azteca se perdieron el primer gol de André-Pierre Gignac debido a que la televisora del Ajusco se encontraba transmitiendo uno de los ya citados anuncios. Más allá del trolleo del cual Azteca fue víctima, tanto por los televidentes como por la competencia, me imagino que los fanáticos que veían el partido por dicho canal tampoco quedaron muy contentos con la marca que les “robó” tan anhelado momento.
De tal modo, volviendo a nuestro tema y teniendo en cuenta el citado antecedente, me parece que ni TV Azteca ni Televisa (al menos las mexicanas) estarían muy contentas con una reducción de, al menos, 30 minutos de tiempo aire a sus transmisiones futboleras y la pérdida económica que ésta implicaría; sin embargo, como la casa nunca pierde, es muy probable que, de acordarse esta reducción en el futuro, las televisoras encontraran una forma de agolpar a todos los anunciantes en el tiempo de juego restante, lo cual obrará, aún más, en detrimento de la experiencia del televidente.
Quizás alguien pueda argumentar que de darse luz verde a esta iniciativa las televisoras comenzarán a pautar únicamente en los momentos en que el balón salga del terreno de juego y el reloj se pause; sin embargo, el respeto que han mostrado al juego hasta el momento me hace dudarlo, especialmente cuando hay dinero de por medio.
Entonces, tal vez (y sólo tal vez) la solución podría encontrarse en la creación de una reglamentación publicitaria que determine cómo y cuándo se puede pautar dentro de un partido de futbol, algo que si bien pudiera parecer lejano (considerando el dinero involucrado), podría no serlo tanto si consideramos que la gente encargada de hacer leyes en el país también gusta del futbol y ya hace algunos años prohibieron que los juegos de la selección mexicana fueran transmitidos por televisión de paga.
Sea como sea, si en el resto del mundo las transmisiones de futbol son similares, puedo asegurar que la propuesta del IFAB se quedará en un lindo sueño que jamás se realizará… salvo que se encuentre una forma de sacarle más dinero.