Tanto en México como en América Latina la falta de progresión en actividades de investigación y desarrollo (I+D) en los gobiernos así como en la iniciativa privada ha generado un desfase en la capacidad de innovación entre los países desarrollados y las naciones emergentes, lo que frena la creatividad humana y afecta también el rendimiento económico.
Así lo demuestra el Índice Mundial de Innovación 2017, elaborado por la Universidad Cornell de Estados Unidos en colaboración con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la escuela de negocios INSEAD.
De acuerdo con el informe, el país de la región mejor posicionado es Chile en el sitio 46, le siguen Costa Rica en 53 y México se ubicó en la posición 58. La lista la encabezan Suiza, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos y Finlandia.
En la novena edición consecutiva, el estudio señaló que Latinoamérica tiene un potencial innovador que no ha sido explotado y que ninguna nación de la región ocupa un lugar superior al que le otorga su Producto Interno Bruto (PIB).
Asimismo se detectaron algunas áreas de oportunidad como lo son la inversión en investigación y desarrollo, especialización principalmente en los graduados de ciencia e ingenierías y habilitar entornos donde se promueva la creatividad.
De igual forma, se sugiere que a pesar de que diversas economías latinoamericanas se encuentran en periodos de turbulencia, es de crucial importancia superar las limitaciones políticas en el corto plazo y redoblar las inversiones en la innovación a largo plazo.
Sin embargo, no todo son malas noticias.
Los puntajes de para las economías en países de América Latina y el Caribe se incrementaron un promedio de dos por ciento con respecto al año anterior, detalló Francis Gurry, director general de la OMPI a la BBC.
Para el abogado australiano, en el caso de México, el país destaca por su infraestructura y la sofisticación de su mercado financiero, además de ser también un contribuyente activo a cadenas de valor mundiales, incluyendo sectores de alta tecnología.