Pasadas las elecciones del 4 de junio se pueden deducir muchas estrategias de marketing político muy creativas e innovadoras.Comencemos con el Estado de México, aquí se utilizaron estos principios de marketing político:
El poder del ‘challenger candidate’:
Al igual que en el marketing de consumo, este concepto que significa el ‘candidato retador’ cobra relevancia en la política. Consiste en aprovechar la posición de segundo lugar en preferencia para ganarse a los consumidores, en este caso al electorado.
En el caso del candidato del PRI, Alfredo del Mazo, siendo casi toda la campaña el segundo lugar en las encuestas. A nivel de marketing político, se trató de una campaña con alto nivel de recordación y posicionamiento, pues no era la primera vez que contendían para un puesto público, además de venir de una familia con amplio poder político.
En Coahuila el poder del challenger candidate fue efectivo, pero no pudo ser capitalizado por el candidato del pan , pese a la gran expectativa, no pudo convertirse en la figura de la alternativa, a pesar de su buena imagen personal en el mundo empresarial, no pudo con el peso a gobernador.
Exclusividad de candidatos:
Los candidatos ya no son ‘propiedad’ exclusiva de los partidos. Con frecuencia irrumpen outsiders y renovadores que trastocan las estructuras de poder clientelar, territorial, históricas. Y cuando no es así, el fenómeno de la personalización hace que el contrato (el compromiso) sea directamente con los electores, sin intermediarios, pero también sin amparo. De ‘el candidato’ a ‘mi candidato’, mayor accountability.
Los influencers:
En estas elecciones pasadas fueron de suma importancia ya que el ataque en redes sociales y la promoción de las mismas fueron de vitales, los mensajes que se elaboran y difunden desde las organizaciones cada vez son menos eficaces, pero cuando estos mismos mensajes son contados por otros, las posibilidades de impactar a las personas aumentan. Hoy en día prevalece la credibilidad de aquellos que son como nosotros, el poder del boca a boca se ha vuelto decisivo. Te convence alguien cercano, próximo, que tiene (o crees que tiene) el aval de una trayectoria y un comportamiento ejemplares. Por ello, se vuelve esencial identificar a los influencers, a los grandes y pequeños, a los offline y a los online.
La segmentación:
Sigue siendo parte esencial de las campañas políticas saber el segmento al cual deben de llegar, con qué tipo de lineamientos, con que propuestas y sobre todo dividir los esfuerzos.
La política plantea la necesidad de ir más allá de la demoscopia tradicional. Las encuestas y los focus groups no son suficientes, dan fotografías incompletas de lo que piensa y siente la ciudadanía. Saber poco de muchos no sirve. Mejor será saber mucho de pocos; afinar la puntería al máximo para hacerles llegar a los votantes el mensaje oportuno; hablarles de lo que verdaderamente les importa y moviliza.
Los ciudadanos Mexicanos están relacionados e informados como nunca antes. Son más críticos, exigentes, desconfiados y reactivos. Ya no se limitan a observar la realidad de forma pasiva, sino que también han desarrollado su capacidad de acción. Ciudadanos empoderados que, a la hora de votar, se convierten en electores complejos, castigadores, informados, estudiados.
El voto ya no es un premio… es un castigo. Algunas tendencias de comportamiento electoral se repiten alrededor del mundo: disminuye la fidelidad de voto, aumentan la volatilidad, la fragmentación y la indecisión o el retraso en la decisión, en muchos casos como en México estos votos no son bien pensados solo se realizan por la imagen del marketing del candidato sin importar las propuestas.