Buenos Aires, Argentina.- Mientras el consumo en Argentina cayó sin freno en Argentina en 2016, un subgrupo del retail no sólo logró salvarse, sino que ganó en un escenario muy complicado.
El consumo interno en Argentina se derrumbó en 2016 y, con eso, se afectaron todos los números de la macro economía. Sin embargo, hay un subgrupo del retail que se salvó de la deblacle: los mayoristas.
En efecto, la distribución mayorista aumentó un 9 por ciento su volumen de ventas con respecto al 2015, y fue el único de los segmentos que creció. De hecho, lo hizo en los rubros en los que más inflación hubo: alimentos y bebidas.
Los datos surgen de una investigación de mercados (Consumer Insights) de la consultora de consumo masivo Kantar Worldpanel.
En 2016, el canal mayorista sumó 400 mil hogares, lo que significan 5,6 millones de familias argentinas que hicieron que el 73% de las categorías de consumo masivo analizadas registren un mayor volumen de compra en la comparación interanual.
La razón es simple: como la gente, por la pérdida de poder adquisitivo se vio obligada a cuidar sus gastos, acudió a los retail mayoristas. Se trata de mega supermercados que venden más barato al comercializar productos en grandes cantidades. Sus puntos de venta no son atractivos como los de los supermercados tradicionales, y los depósitos de mercadería están en los mismos salones de venta, de esta forma, ahorran en gastos operativos.
“El mayorista era típicamente un canal con perfil de niveles altos y medios, de familias numerosas y de grandes ciudades del interior del país; sin embargo, en el último año el mayor crecimiento se dio en el estrato Bajo Superior, donde se encuentra el 33% de los hogares”, indica la investigación.
Podemos afirmar entonces que el mayorista está traspasando las barreras de su perfil clásico llegando a nuevos tipos de hogar.
En dinero, comprar en un mayorista significa un ahorro del 20% si se compara con un súper o un hípermercado tradicional. Si bien la variedad de marcas no es tan amplia, los clientes priorizan el precio, algo que no ocurría antes de la crisis de 2016.
Menor consumo
El consumo se vio muy afectado en Argentina por la pérdida de poder adquisitivo. Los precios subieron por encima de los salarios y el poder de compra de los argentinos desbarrancó. El consumo de lácteos, por ejemplo, fue uno de los más afectados y preocupa especialmente porque es de los alimentos que más nutrientes aporta en la canasta básica alimentaria. Sólo en el cuarto trimestre de 2016 cayó 9 por ciento, fundamentalmente en los productos de valor agregado como yogures, leches líquidas infantiles y postres refrigerados para niños y adultos.
Las bebidas también cayeron a niveles inéditos: 7 por ciento menos en el primer trimestre del año pasado, 11 por ciento en el segundo, 5 puntos en el tercero y 6 en el cuarto.