El grafiti se ha convertido en una excelente estrategia creativa para las marcas de lujo como veremos en siguientes ejemplos, pero también es una expresión artística que cuando es ejecutada de manera incorrecta, se convierte en castigo para quien lo lleva a cabo.
Ejemplo de esto ocurrió con el supuesto diseñador gráfico Gareth Merrin, quien realizó un grafiti en las cortinas de un Starbucks en la ciudad de Dublin, Irlanda.
Su acción fue reportada por diversos medios, entre ellos el Belfast Telegraph, donde se describe que su comportamiento le motivó un castigo de voz del juez, en que pidió que volviera a la escuela, ya que su acción carecía de elementos artísticos y mérito intelectual.
Este incidente en que un diseñador y un grafiti se vieron envueltos en un caso negativo, nos lleva a mirar hechos en que un arte bien ejecutado ha jugado a favor de un diseñador gráfico y un grafiti se ha convertido en una fructífera estrategia de mercadotecnia.
En el primer caso encontramos al diseñador gráfico japonés Shusaku Takaoka, quien ha logrado tener la atención en redes sociales por las intervenciones que ha hecho en el diseño de marcas y sus logos.
En el caso del grafiti como estrategia en el mercado de lujo, marcas como Louis Vuitton o Gucci, las de mayor valor dentro de este mercado, han recurrido a líneas exclusivas intervenidas por artistas como Trevor Andrew (Gucci Ghost) o Stephen Sprouse, para lograr prendas y accesorios de alto valor, por tratarse de piezas que generar mayor interés entre los consumidores de este segmento.
La estrategia de Gucci con el grafiti en colaboración con Gucci Ghost:
@rihanna keeping it real with her Gucci Ghost shopper #Rihanna pic.twitter.com/UDQe1qUNAA
— Femina (@FeminaIndia) 1 de septiembre de 2016
Louis Vuitton y su estrategia con Stephen Sprouse:
LV Stephen Sprouse, you’ll be mine! :)) #callingallmysisters pic.twitter.com/H9t5pm8DDf
— La Sheena Cadalo (@iLSYC88) 21 de noviembre de 2013