La industria automotriz es una de las más rentables en México, en gran parte por ser uno de los principales destinos de inversión, ya que actualmente hay más de 15 plantas en operación de distintas marcas: Kia, BMW, General Motors, Toyota, Ford, Fiat-Chrysler, Volkswagen y Honda.
Pero las presiones y amenazas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump a las compañías automotrices -entre las que incluyen cobrar un “fuerte impuesto fronterizo” de hasta 35 por ciento- ya comenzaron a surtir efecto, derivando en cancelación de inversiones y la especulación de analistas sobre el futuro de esta industria en el país.
Los efectos ya son tangibles, Ford Motor Company anunció la cancelación de sus nuevas inversiones en México, en particular, la planta de San Luis Potosí, con un valor estimado de mil 600 millones de dólares. En contraparte, destinará 700 millones a su planta en Michigan.
Loa amagos de Trump se dirigieron a toda la industria, criticó a General Motors, Toyota y Fiat-Chrysler.
La reacción no se hizo esperar. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) informó esta misma semana que mantiene sin cambio la meta de producción nacional para el 2020 con 5 millones de unidades. Sólo durante el último año el sector automotriz en el país fabricó 3 millones 450 mil unidades.
Sin embargo, la presión del presidente electo estadounidense ya se refleja en impactos negativos para la industria automotriz nacional. Lo anterior debido a que, pese a que algunas de las compañías han respondido que no dejarán sus inversiones en México, incluso el gobierno de Japón expresó su apoyo a Toyota, hay indicios que el impacto podría ser mayor, y Mary Barra, CEO de GM, rechazó que la empresa considere transferir su producción de autos pequeños de México a Estados Unidos.
Actualmente el sector representa el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), algo que podría estar en riesgo si se fa una salida de capitales. Ford canceló su planta en San Luis Potosí, a ello se suma lo que dijo Sergio Marchionne, director ejecutivo de FCA, quien reconoció que la automotriz podría suspender su producción en México destinada al mercado de Estados Unidos.
Esto toma mayor relevancia si consideramos que 82 or ciento de los 2.7 millones de autos que exportó México durante 2015 tuvieron como destino Estados Unidos.
Una alternativa que tiene el país en caso de que Trump cumpla su amenaza arancelaria está en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y también ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
De acuerdo con Eduardo Solís, en el caso que se imponga un gravamen a las exportaciones de autos fabricados en México, se violarían inmediatamente los compromisos comerciales internacionales.Por lo que el país podría interponer una demanda contra Estados Unidos ante la OMC.
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