Uber se ha convertido en una de las marcas más apreciadas por el consumidor en América Latina. La facilidad de uso en la plataforma y la disponibilidad del servicio casi en cualquier momento la ha convertido en una opción de transporte preferida en grandes y pequeñas ciudades. La empresa conocida por estrategias de marketing —que incluyen entre otros esfuerzos— el transporte en helicóptero durante el CES en las Vegas o el traslado entre Cannes y Niza durante los festivales de creatividad en Francia. Para Uber el reto no ha sido la promoción entre los usuarios, el gran obstáculo es el trabajo con la regulación de cada país. En Canadá por ejemplo en una encuesta realizada por el Angus Reid Institute se encontró que 63 por ciento de los usuarios de la plataforma deseaban que la empresa de transporte basada en Apps tuviera el mismo nivel de regulación y control que un servicio de Taxi.

Para Uber esto presenta una meta difícil de vencer, para los gobiernos locales la regulación de la empresa presenta una nueva fuente de recaudación. Según cifras de eMarketer el número de usuarios que utilizan servicios Peer-to-peer como Uber y Airbnb llegará a los 20 millones para el 2020. Existen pocos datos con respecto a la inversión de Uber en términos de marketing al consumidor y lobbying al gobierno; sin embargo, según cifras de la propia empresa se invirtieron poco más de 295 millones de dólares en promoción en la unión americana durante los primeros 6 meses del 2015, se estima que esa cifra debió subir de manera proporcional con las ventas de la empresa.

En México el aumento de los precios de la gasolina de inmediato causó pánico entre los usuarios; sin embargo, las empresas de transporte público deben esperar en la mayoría de los casos al visto bueno del gobierno en términos de incremento de tarifas. Aunque la nueva tarifa podría convertirse en una medida de presión para el futuro aumento de las tarifas de transporte público en las principales ciudades del país. En el caso de Uber no hay regulación o sistema existente que permita controlar precios. Desde la óptica del consumidor es un efecto inflacionario inmediato, pero en contraparte el chofer de Uber no tendrá que absorber el costo de su bolsillo.

Mediante un comunicado en su sitio web Uber notificó del aumento de tarifas en las 31 ciudades en las que presta el servicio (). “Este incremento responde a un análisis profundo que contempla varios factores y busca proteger las ganancias de los socios así como continuar siendo una opción accesible para los usuarios de Uber en México. Este análisis toma en cuenta que el gasto en gasolina representa uno de los mayores costos de operación para los socios, más no es la única variable que se considera al calcular la tarifa.

Es por eso que a partir del 5 de enero, la tarifa en el costo por kilómetro incrementará desde 15.5 por ciento hasta 16.8 por ciento, lo que permitirá proteger las ganancias de los socios y continuar siendo una opción accesible para Monterrey. Este ajuste aplica para todos los productos de Uber en Monterrey (uberX, uberXL, UberBLACK). Asimismo, tendrá efecto sobre las tarifas de uberPOOL, la opción más accesible para viajar en Uber.” detalló la firma norteamericana.

Los usuarios no han estado contentos con la medida, en twitter los mensajes sobre el aumento suman más de 8,616,752  impresiones con un alcance de poco más de 4 millones de cuentas desde el 5 de enero. Para el consumidor este tipo de aumentos son terreno virgen, normalmente los servicios de transporte no tienen este nivel de sensibilidad a insumos.

Por su parte, Cabify es otro ganador de las circunstancias, pues al aterrizar en nuestro país funcionó a la sombra de Uber, hasta que éste subió las tarifas fue cuando se posicionó como alternativa, aunado a los casos no aclarados de extravíos de pertenencias, quienes acusan ya no recibir sus cosas, ni contar con el respaldo íntegro de Uber.

Otra de las estrategias de Cabify ha sido personalizar el servicio, como programas viajes, hacer acuerdos con otras compañías, como el Club Premier Aeroméxico, lo cual les permitirá sumar kilometros por cada viaje.

Los avances de Cabify apuntan a un segmento premium, ya que durante 2016 lanzaron su servicio Shuttle, que consistía en trasladar a los usuarios desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a cualquier punto de la Ciudad de México o Estado de México por un costo de 95 dólares por persona por un máximo de tiempo de 10 minutos.

En el mismo periodo de 2015, la misma fuente afirma que la empresa de transporte invirtió cerca de 744 millones de dólares en sus operaciones en todo el mundo, lo cual le reportó pérdidas netas aproximadas a 1 billón de dólares.

No obstante, la nueva tarifa puede convertirse en una medida de presión para el futuro aumento de las tarifas de transporte público en las principales ciudades del país. El secretario de Movilidad de la Ciudad de México, Héctor Serrano, ya previno que la capital si considera un incremento similar para garantizar la operación de taxis, microbuses, vagonetas y los corredores concesionados, de acuerdo con Milenio.

Sin embargo, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera descartó que el Metro vea un nuevo ajuste a su tarifa, modificada por última ocasión a finales de 2013.

En Guadalajara los transportistas también han solicitado a las autoridades locales evaluar el aumento en el costo del servicio para los usuarios, reporta igualmente El Informador. Durante la última semana se anunció el incremento de trámites y servicios, así como de la luz y el gas LP, lo cual anticipa que durante las próximas semanas se vea un aumento en los productos que componen la canasta básica.

Guiándose en el costo del transporte público, éste se mantiene como la opción más asequible para desplazarse en las ciudades tomando en cuenta el ingreso promedio de los ciudadanos mexicanos (poco más de 11 mil pesos si se trata de profesionistas, dice la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2016).

Aún con los ajustes, se estima que el aumento final no superará los dos pesos en todos los casos mencionados, ya que los subsidios de los gobiernos para el mantenimiento de este sector podrían servir para amortiguar una mayor escalada de precios.