Una de las críticas más duras de Donald Trump durante su campaña a la presidencia de Estados Unidos fue a la industria automotriz y el hecho que las marcas decidan mudar sus inversiones a otros países afectando el empleo en su nación.
Una de las automotrices más criticadas por el actual presidente electo fue Ford Motor Company, ya que la firma de Michigan anunció en septiembre pasado su plan de mudar parte de su producción de autos compactos a México.
Sin embargo, el ánimo por que la marca y otras automotrices más de Estados Unidos incrementen o mantengan sus inversiones en el país se puso a debate luego de la promesa de campaña de Trump en la que aseguraba que, de ganar la elección, cuando estuviera en la presidencia impondría un arancel a los automóviles ensamblados en territorio mexicano.
Pese a esta tentativa, Mark Fields, CEO de Ford, aseguró en un evento en Los Angeles este martes, que los planes de la compañía en México se mantienen en pie. “Un arancel como ese se impondría a todo el sector automovilístico y eso podría tener un enorme impacto sobre la economía estadounidense”, dijo a medios de comunicación.
El ejecutivo se refiere a dos inversiones anunciadas anteriormente; la primera en 2015 que consiste en una erogación de 2,500 millones de dólares en plantas en Chihuahua y Guanajuato, y una segunda de 1,200 millones en su planta de San Luis Potosí.
Estas son inversiones que ya están en curso y descartarlas sería un duro golpe para la marca, no sólo por el dinero que podría perder, también por recursos humanos y técnicos que se verían afectados en el proceso.
Aunado a ello, Fields sostuvo que una imposición de tales características podría tener un enorme impacto sobre la economía estadounidense y la mexicana. Sin embargo, aseguró que mantienen su plan de trasladar la producción del Ford Focus a México. Antes había afirmado que este movimiento también incluye al C-Max, ambos modelos se producían en Detroit.
Sus previsiones tienen fundamento. De acuerdo con un reciente reporte realizado por economistas de la Universidad de British Columbia en Canadá, y de la Escuela de Sciences-Po en Francia, el impuesto propuesto por Trump podría provocar una caída de hasta el 41 por ciento de la producción automotriz en México.
Un impacto que también podría alcanzar a Canadá, ya que no sólo Ford, también compañías como Chevrolet (de General Motors) y Fiat-Chrysler tienen inversiones fuera de Estados Unidos.
