Ella lo tenía todo, la maquinaria completa del Estado, el rey del marketing político Obama, el apoyo de Michelle Obama que tampoco lo hace tan mal, la misma agencia digital que llevó a Obama al triunfo, y por si fuera poco, nada más y nada menos que 450.6 millones (el doble de lo que gastó Trump) y aun así, perdió.
Pretender hacer en este espacio un análisis del porqué perdió Hillary es ser demasiado presuntuoso, más aun cuando apenas están saliendo más datos y cifras que pueden apoyar el mismo de manera seria y consciente. Hay que ver todas las aristas, desde el hartazgo político de los americanos por más de lo mismo, pasando por la fuerza casi “irreal” que arrastró Donald Trump a su paso incluso tomar en cuenta una especie de “voto malcriado” como lo referenció Moore: el efecto Jesse Ventura… ese voto realizado nada mas por “fregar”… hablando en criollo.
Desde este espacio lo que si quiero esta vez es hacer un análisis bajo el lente del Personal Branding, ese que cualquiera y más un político, DEBE construir, desarrollar y cuidar.
La base de una marca personal es uno mismo, creo que eso se le olvidó al equipo de Hillary, se ocuparon más de resaltar la personalidad de Trump que la de ella. La gente vota desde sus emociones no desde la parte racional de su cerebro, eso es un hecho. La gente vota (se mueve) por personas, no por ideas, eso viene después. Y bastaba con ver todo lo que ella NO movía. Nada de emoción, una persona políticamente correcta si, pero medida, conmensurada, plana, neutra, previsible. Y el que no emociona, no vende.
La marca personal se debe limpiar si tienes mala reputación. Y atención, esto pasa no sólo con políticos y artistas, también créanme con cualquier persona que tiene interés en presentar sus mejores fortalezas. La mala reputación muchas veces es creada por terceros (directa o indirectamente) mientras que tu identidad es creada por ti mismo. En esa hay que enfocarse para cambiar la percepción con la que te “miran”. A mediados de Julio habían cifras alarmantes donde el 70% de los votantes creían que Hillary no era confiable y además deshonesta, con esas cifras ¿había que correr a cambiar esas percepciones y limpiar esa imagen.
Una marca personal debe dirigirse derechito a quien se quiere “enamorar”, sabiendo de antemano quienes son esos. ¿A quien quería conquistar Hillary? ¿A los millennials? A los latinos? A las minorías? Error de cálculo ¿? Cuando quieres ganar debes ir por todo lo que puedas, arrasar con todo lo que tengas posibilidades. Y si, la marca personal también necesita identificar cual es el público objetivo y ojo que hoy en día los perfiles a estudiar no son únicamente los tradicionales demográficos hay que meter los psicográficos (gustos, estilos de vida, personalidad, etc) Para Trump estuvo claro, se coronó ganando “la mayoría que se sentía minoría”. ¡Que bárbaro!
La marca personal se debe trabajar a diario, sacarla a pasear, ponerla a prueba y claro, también blindarla. Hillary siempre tan medida, tan calculada, tan propia… que no dio ni un ápice a la naturalidad, a exponerse, a sentir y a vivir lo que verdaderamente estaba en ebullición allá afuera. La falsa creencia de tenerlo todo bajo control. Se blindó demasiado.
Cuando tu marca personal ofrece lo que tu quieres y no lo que los demás esperan, son trenes a toda velocidad yendo en dirección diferente: nunca chocarán, pero tampoco se encontrarán. Hillary sin duda mostró su experiencia, su disciplina, su lógica. Nadie dudaba de su capacidad para ser presidente, pero eso no era lo que buscaba la mayoría. Ese era un hecho “de facto”. Ellos querían y necesitaban alguien que los representara, que no sólo pudiera resolver sus problemas sino que supiera cuáles eran sus problemas. Buscaban el que supiera qué pasaba y porqué pasaba. ¡¡¡Alguien real!!! alguien que dijera ¡vamos a hacerlo! (después vemos cómo). Y Hillary definitivamente nunca proyectó ser real, ser cercana, ser parte de ellos.
Hay un sin fin de lecciones adicionales a esta, creo que por un buen tiempo seguiremos analizando que falló y que resultó en cada candidato. Aún más, nos quedan nuevos análisis para la comunicación política nada ortodoxa que supongo empezará en enero con el mandato de Trump.
Vienen tiempos interesantes pero también según toda la lógica esperada, estresantes.
¡Gracias por Leerme!
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