Internet además de facilitar el acceso inmediato a la información, ha roto barreras de comunicación, acercándonos a las personas con tan solo un click, e incluso iniciar relaciones nuevas con personas por medio de aplicaciones.
Pero, ¿hasta donde el conocer nuevas personas se puede convertir en un vicio?
Considerando que el proceso de conocer nunca termina, ya que es una historia que tiene un inicio, puede llegar a un climax, e incluso tener declives y repuntes, pero no termina, toda vez que cada persona está en una constante evolución, e incluso las condiciones cambian de igual forma. Por tanto, es un viaje que puede disfrutarse y gozarse siempre y cuando se esté consciente y se realice a través de todos los sentidos.
Pero pareciera que el conocer a personas por medio de aplicaciones, más allá que una aventura de un nuevo viaje, fuese una cacería permanente, e incluso, una actividad similar de adquisición de nuevos productos debido al consumismo, donde lo que importa es la presentación del producto más allá que el contenido, pareciera que estaríamos haciendo lo contrario a la actividad de “nunca juzgar un libro por su portada”.
Esa conducta de consumismo puede originar un vicio cuando los pseudo filtros de “no somos compatibles, no es lo que busco” se encienden, en lugar de permitir la exploración y el goce por medio de la vinculación profunda, para lo cual se requiere de tiempo, apertura, espacio, interés y obviamente, contacto físico, un mensaje por WhatsApp por más innovador que sea jamás se podrá comparar con un fuerte abrazo.
Ya es común ver que en las mesas (incluso de pareja) que el smartphone se interpone entre el contacto de las personas, interponiéndose incluso en ocasiones de forma drástica.
También veo frecuentemente como algunas personas se frustran e incluso inician con ansiedad debido que no les contestan un mensaje de texto o peor aún, los dejan en visto en WhatsApp, debemos entender y comprender que la persona con la cual nos estamos comunicando vía mensaje está en otro espacio, en otra condición y por tanto haciendo otras actividades, recordemos que somos personas independiente, de lo contrario quizás estemos iniciando una relación de codependencia.
Creo que es muy oportuno retomar algunos conceptos que veo se han estado perdiendo, como los principios, la ética y la moral, que nos otorgan una brújula para conducirnos y respetar la alteridad y los espacios así como la relación que se sostiene con las personas que amamos (compañeros, amigos, jefes, familia, pareja).
Al final de cuentas el comportamiento adictivo y la falta de vinculación son conductas, y por tanto se pueden modificar son un programa de cambio, considero que los siguientes puntos podrían dar soporte en dicho cambio.
- Respetar a la persona mientras tenemos el contacto presencial, dejando a un lado el smartphone para disfrutar tanto a la persona, como el ambiente que nos rodea.
- Tener foco en las actividades que estamos realizando para no interferir activamente en conversaciones simultáneas en temas no relacionados.
- Evitar emociones o mensajes negativos por mensajes de texto, ya que ese tipo de comunicación puede ser tóxica, si vas a enviar un mensaje, que sea constructivo, no destructivo.
- En caso de tener una adicción por “conocer nuevas personas por app”, preguntarnos, ¿Qué necesidad primaria estamos buscando satisfacer?