Hay que redibujar los modelos de liderazgo del siglo XXI
El primer debate de los candidatos para concretar electoralmente al líder de los Estados Unidos de Norteamérica (USA), nos da la oportunidad de reflexionar y replantear en dónde estamos parados como humanidad en términos de liderazgos y de líderes.
El País Semanal presenta interesante artículo titulado “A la caza de los líderes del futuro” el cual nos dio pauta a esta colaboración; en la misma hay una frase que resume, a mi parecer y de manera precisa, el apogeo del liderazgo impuesto por Trump a algunos grupos de la sociedad americana: “El auge de populismos como el de Donald Trump es fruto de la ausencia de referentes didácticos con la ciudadanía capaces de contrarrestar ese avance”: Sonke Hee.
Parafraseando a Shakespeare, “Ser o no ser líder en el siglo XXI es la cuestión” y ponemos sobre la mesa del debate dos interrogantes:
1. ¿El liderazgo y sus líderes, están siendo impactados por la transformación digital? O
2. ¿Es un asunto de una cultura disruptiva, o sea una interrupción brusca que está impactando patrones de conducta, creencias y valores fundamentados en el humanismo y su impacto socio económico a largo plazo? Disrupción
Estamos convencidos sin calificar de bueno o malo, que es un asunto de cultura disruptiva.
Liderazgo y líderes desdibujados del siglo XX
Sabemos que el liderazgo y las corrientes filosóficas y de negocios o de gerencia tienen varias definiciones, algunos expertos, principalmente en desarrollo organizacional, opinan que el liderazgo es uno y las características corresponden a la forma como ejercemos o adquirimos la facultad de administrar.
El gran cuestionamiento de los liderazgos actuales de sus instituciones y las personas que los ejercen
Consideramos que la gran interrogante, se exhibe cuando presenciamos, leemos y escuchamos en diversos medios comunicación impresos y digitales, el desmoronamiento de los modelos de organización en las empresas, la familia, las iglesias, los gobiernos y otros más; para esto habrá que investigar, analizar, definir y responder a la pregunta:
¿A qué tipo de liderazgo y líderes debemos anhelar en el siglo XXI?
Cuando hablamos de aquellos modelos de liderazgo y líderes formados a mediados del siglo XX, hoy fuertemente cuestionados y cada día menos aceptados en el siglo XXI, nos referimos principalmente a los siguientes:
- Familia
- Culto (iglesias)
- Educativos
- Políticos
- Gobierno
- Económicos y financieros
- Comerciales
- Organismos como: cámaras, asociaciones profesionales, empresariales, filantrópicas y en general de la sociedad civil.
La turbulencia se ve a simple vista
Es tal el huracán de la transformación social y su exudación hacia toda la sociedad, que podemos asegurar que la institución ejército en varios países del mundo y México no es ni será excepción, está también transformándose, incorporando a sus filas, mujeres y personas diversas.
Lo anterior acontece debido a que las formas de organizarnos de vivir, convivir, y la influencia de la tecnología digital, están obligando a transformar los liderazgos que al parecer están caducos, o no hemos sabido responder a las necesidades, retos y transformaciones de diversos grupos, principalmente minorías del Siglo XXI, que están alzando fuertemente su voz, exigiendo sus derechos.
Estamos inmersos en un mundo sobrepoblado, con enormes necesidades de todo tipo, como son; las económicas, políticas, sociales, educativas y una larga lista de insuficiencias, esto todavía no nos ha alcanzado para entender el efecto e impacto en la transformación de los valores humanos con los que se tiñeron los siglos XX y parte del XXI; ante esto hoy los jóvenes están creciendo y entretejiendo nuevos valores.
El siglo XX se distinguió por fomentar y formar líderes inspiradores, carismáticos, fundamentalmente del sexo masculino, en algunos casos resaltando su fuerza física, capacidad intelectual y de comunicación. En pocas palabras las organizaciones del siglo XX y parte del siglo XXI de cualquier tipo se asemejan más a las estructuras castrenses, militares, guerreras, en dónde las decisiones no se discuten, no se cuestionan, ni se dialogan.
La Empresa su liderazgo y sus líderes
En el siglo XX y lo que va del siglo XXI encontramos empresas y sus empleados desempeñándose dentro de la rigidez en sus estructuras, culturas, procesos y tecnologías. En 1982 José Maria Basagoitti destacado empresario portador de la filosofía empresarial del siglo XX, expresaba lo siguiente “La familia es la célula básica de la sociedad. Mi idea crucial, expresa Basagoitti, es que la familia es antes que todo, y que también la empresa es una célula básica, porque es escenario de la realización del hombre, porque es la forja de hombres que antes ha educado la familia La empresa debería comportarse como una gran familia. La familia debería llevarse, organizarse, desarrollarse como una gran empresa. Siempre he pensado que el empresario debe ser, antes que nada, padre y, siendo profesional como padre, en ese momento podrá llegar a ser un buen empresario” toda esta expresión de familia y empresa, se fundamenta en el pensamiento y vida de Basagoitti el cual se refiere a la familia nuclear.
Y todo se derrumba
La familia nuclear, fundada en la unión entre hombre y mujer, es el modelo principal de familia como tal, y la estructura difundida mayormente en la actualidad. Pero hoy las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad y ha sido base de la sociedad.
En conclusión, la familia cuya liga más poderosa la constituían las personas ligadas por parentesco de sangre se transforma en el siglo XX alcanzando mayor profundidad en este siglo XXI, creándose diversos arreglos, como las llamadas familias diversas, las cuales referimos sin emitir juicio alguno, siendo respetuosos de las personas.
“El líder tiene derecho a fracasar, pero no a resistirse a los cambios” María Vidales. “A la caza de los líderes del futuro”.
Para efectos de esta colaboración no podemos dejar pasar por alto la situación que esta transformación de las personas, los grupos e instituciones de la sociedad provocarán en el mediano y largo plazo, cuando se expandan. La relación interna en esas nuevas células, organismos e instituciones en alguna forma impactarán su formación, educación y liderazgo, reflejándose subsiguientemente en los diversos roles que la vida educativa, cultural. Laboral, económica y social, los conduzca, y por consecuencia lógica habrá transformaciones, pero ¿cuáles?, y como atenderlas.
No sabemos, y por lo tanto estamos obligados a investigar, analizar, debatir y proponer, pensando que de toda esta transformación, modificación de patrones podría ser para bien, siempre y cuando antepongamos a la persona como centro de nuestra atención, sin olvidar y parafraseando la canción de Alberto Cortez, siempre seremos “los demás de los demás”; y añadimos, no somos distintos, únicamente estamos bajo condiciones diferentes y eso debería darnos la ventaja para avanzar y no destruir los avances que como humanidad tenemos o podríamos tener.
Y no olvidemos que “A través de la institución educativa, la sociedad perpetúa su existencia misma y hace viable o no, su continuidad, su propio futuro. Y los comportamientos adquiridos en el seno de la familia, (sin diferenciarlas) determinarán posteriormente los comportamientos sociales”, y consecuentemente los liderazgos en todos los ámbitos de la sociedad.