Desde hace algunos años en varios países se vive en tensión con el mundo musulmán, esto debido al incremento de atentados en ciudades de Europa, Estados Unidos y Medio Oriente, lo que se tradujo en el resurgimiento de sentimientos y acciones xenófobas entre las poblaciones e incluso desde algunos gobiernos.
Sin embargo, también desde la sociedad civil surgieron voces que llaman a no confundir la ideología de algunos grupos con el de una cultura milenaria, y esto de ha empezado a replicar entre algunos empresarios, marcas y también desde políticas gubernamentales.
Hoy, en la ciudad de Orlando, Florida, se destaca el hecho de que una boutique en un centro comercial está vendiendo entre su catálogo una gran variedad de prendas de moda musulmana, caftans (vestidos) de manga larga y más de 300 variedades de hiyab, entre otras prendas.
Se trata de boutique Verona, un proyecto co-foundado por Lisa Vogl, una fotógrafa de 34 años convertida al islam y que junto con un grupo de inversionistas decidieron emprender la boutique con la finalidad de ofrecer a las mujeres estadounidenses que pertenecen a este grupo demográfico una opción en moda.
Una foto publicada por @veronacollection el
En un inicio fue una tienda en línea, hoy es un establecimiento en forma en un centro comercial que ya atiende pedidos a diferentes partes del mundo, según detalló Vogl, en declaraciones retomadas por el portal NPR.
La ciudad de Orlando sufrió en junio pasado uno de los peores atentados de este año, un hombre estadounidense-musulmán atacó un club gay ocasionando la muerte de 50 personas y otras 50 resultaron heridas.
Según datos del Council on American Islamic Relations (CAIR -Consejo de Relaciones Americano-Islámicas-), en Estados Unidos viven entre 3 y 5 millones de personas musulmanas y después de lo ocurrido en la ciudad de Florida, registró agresiones en contra de personas de origen musulmán o mujeres con hijab.
El surgimiento de proyectos como Verona (operando desde mayo pasado), pueden contribuir no sólo a reforzar el branding de las marcas que apuesten por un mercado más incluyente, también a que la sociedad sea la que de apertura a este diálogo y no se estigmatice a una cultura.
Otro ejemplo de iniciativas en los que la sociedad ha exigido a las autoridades la inclusión es lo ocurrido en Francia, donde el gobierno buscaba prohibir el uso de burkini -un traje de baño o para hacer deporte para mujeres que cubre todo el cuerpo- en las playas francesas.
Este tipo de prenda cobró notoriedad en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 cuando jugadoras de Egipto lo usaron durante su participación en voleibol de playa. Después de los juegos, se comenzó a ver el burkini por varias playas galas y la prohibición de las autoridades fue criticada como un trato discriminatorio contra las mujeres musulmanas.
Es desde la sociedad donde se puede generar el cambio,algo que las marcas empiezan a entender y, fuera del caso francés, parece que también los gobiernos. Tal es el caso de la Royal Canadian Mounted Police (Policía Montada de Canadá), que anunció que permitirá a las mujeres de sus tropas que porten hijabs en servicio.
Según declaraciones del portavoz del gobierno de Scott Bardsley, la medida forma parte de un conjunto de acciones para reflejar la diversidad en las comunidades de Canadá.