Una situación que puede ser para unos una gran oportunidad, pero que como ya sucede en otras grandes urbes, atestadas de visitantes, puede llevar a que se deteriore la calidad de una experiencia que debería ser positiva. De hecho, para un 56 por ciento de quienes visitan Barcelona, hay demasiados turistas y las cifras sólo parecen ir en aumento…
Son de récord, pues como se señala desde el propio ayuntamiento de la ciudad, tan solo hasta mayo, , el aeropuerto de El Prat había recibido un 13 por ciento más de pasajeros respecto al periodo anterior. Turistas que mientras a muchos pueden beneficiar, también pueden dañar su imagen, pues según el estudio realizado por este organismo, cuatro de cada diez turistas consideran elevados los precios de la ciudad para la calidad del producto que adquieren. Y es que cuando existe exceso de demanda la oferta puede que no cumpla con los estándares necesarios o esperados por quienes visitan esta emblemática ciudad.
Los datos aportados son parte de una encuesta realizada a 6.000 participantes que se hospedaron 2015 en hoteles y apartamentos, tanto en el centro como en las afueras de la capital. Y aunque la calificación ha sido positiva en general, al otorgarle a la ciudad un 8,6 como calificación, la masificación y los precios vs. calidad son aspectos que se deben replantear con miras a mantener en alto la imagen de Barcelona como destino.
A ello se suma la significación que tiene esta industria para los propios habitantes de la urbe, quienes según un informe del Consejo de Turismo de la Ciudad, señalan como cuarto problema para la ciudad, el turismo, además de aumentar significativamente el porcentaje de vecinos que considera que los visitantes son realmente la principal problemática a atacar, al pasar del 3,8 por ciento de 2014 al 6,4 por ciento en 2015.
Entre otros datos interesantes aportados por este estudio se encuentra el perfil de sus visitantes, quienes serían, mayormente hombres extranjeros, con 38 años, que se transporta en avión, durante las vacaciones junto a su pareja y de media, durante 2015, el gasto fue de 880 euros.