Los ataques publicitarios entre los aspirantes que lideran la carrera por la Presidencia de Estados Unidos están guiando a Hillary Clinton con una creatividad muy particular, a tener ejecuciones publicitarias que llaman la atención de los medios nacionales.
El ejemplo más reciente de esta estrategia lo dieron dos simpatizantes de la candidata demócrata al ingresar a la Trump Tower a comprar desde corbatas hasta ropa de bebé como estrategia para revisar el origen de estos productos de merchandising.
Tras la revisión, la sorpresa fue descubrir que algunas prendas provenían de Perú, otras de China e incluso algunas fueron confeccionadas en Lesotho, África.
Trump says people should have pride in "Made in the USA" products, but where does he make his?
(Hint: not here.)https://t.co/vtVLwZAAUM
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) 1 de julio de 2016
El hecho de que estas prendas con la imagen de Trump estén confeccionadas en países extranjeros y descubrirlo en el video, se convirtió en una estrategia de marketing político que critica la propuesta de campaña del aspirante republicano, de crear empleos en Estados Unidos con este tipo de industrias como la maquila.
Esta no es la primera vez que una estrategia de marketing descubre en campaña política contradicciones de uno de los aspirantes.
Este hecho recuerda el surgimiento de organizaciones como Honest Ads que ingenió la creación de un experimento social llamado The Walkaout en el que indican a una actriz de doblaje grabar un anuncio en audio para un político, pero pidiéndole que mienta sobre su perfil.
Ante estos ejemplos es importante ver como el marketing político al menos en países como Estados Unidos, parece entender que las redes sociales tienen un papel protagónico en campañas o carreras como líderes políticos, por lo que los hechos que llegan a plantear estas campañas sobre contradicciones de personajes políticos es una oportunidad para dirigir estrategias de marketing y también oportunidades para emprender movimientos sociales.