El escándalo por el que pasó Mitsubishi Motors tras admitir que manipuló “pruebas de emisiones para presentar mejores rendimientos energéticos”, un fraude que implicó al menos 625 mil autos entre 4 modelos, ya le pasó factura.
El fabricante japonés estima pérdidas netas por alrededor de 145 mil millones de yenes (mil 400 millones de dólares) para el presente año fiscal debido a los impactos de compensación por la manipulación de datos de consumo de combustible de sus vehículos.
En uno de sus reportes recientes, Mitsubishi reconoce que esto representa la primera pérdida neta para la empresa en ocho años, así como una disminución de ingresos respecto a los beneficios netos reportados durante el mismo periodo del año anterior cuando ascendieron a 72 mil 600 millones de yenes.
Pero el saldo negativo no sólo afecto a la marca de Mitsubishi, también alcanzó a Nissan, empresa que tras el escándalo anunció la compra del 34 por ciento de las acciones de la automotriz, convirtiéndose en inversionista mayoritario.
Sin embargo, el negocio no funcionó del todo bien -al menos por el momento-, pues Nissan reportó que sus ventas al interior de Japón cayeron 26.2 por ciento, respecto al mismo periodo del año anterior.
En tanto, según datos de Reuters, Suzuki, otra de las tantas marcas que recocieron la manipulación de datos para muchos de sus mini vehículos, igualmente se vio afectada al reportar una caída del 6.6 por ciento en las ventas nacionales globales.