La espectacularidad del precandidato presidencial Donald Trump derrotó al último aspirante que se mantenía en la contienda interna republicana: John Kasich.
El espectáculo es una de las formas que tiene el marketing político de lograr atraer votantes y adeptos, por lo que el éxito de Donald Trump encontró en su teatralidad de gestos, calificativos y capacidad de mantener un discurso sin necesidad de guión, su éxito que lo construyó como líder republicano, además de ser esto un indicio de lo que ocurre no solo en Estados Unidos, sino a nivel mundial.
Datos de varias fuentes, entre ellas Real Clear Politics, proyectaron que Donald Trump contaba con un 40.4 por ciento de apoyo de ciudadanos estadounidenses, mientras que los dos últimos rivales con quienes se enfrentaba, Ted Cruz y John Kasich, apenas tenían un 30.6 y 21.8 por ciento, respectivamente.
Otros ejemplos de cómo los políticos tienen en el espectáculo una forma de lograr atraer votantes, lo podemos encontrar en México con Andrés Manuel López Obrador, este político de izquierda logró formar un segmento de consumidores políticos muy importante, que le permitieron liderar su propio partido político.
El entretenimiento político juega un papel importante en una estrategia ganadora de marketing aplicado durante periodo electoral, entender al espectáculo como una técnica de comunicación, es tener la seguridad de que la construcción de liderazgo político está determinada en función de la experiencia que se genere en el electorado.