Buenos Aires, Argentina.- La inflación en la Argentina es un problema cuando los salarios no aumentan en la misma medida. Por esto, el nuevo gobierno lanzó un sistema de control online de precios.
Fue oficializada la creación de una plataforma a través de la cual supermercados, almacenes y autoservicios deberán informar diariamente los precios de sus productos de consumo masivo. De esta forma, los consumidores podrán consultarla online y denunciar inconsistencias entre lo publicado y lo real.
Se llamará “Sistema Electrónico de Publicidad de Precios” y, en la práctica, busca ejercer un control social sobre los comercios que tengan puntos de venta minorista de productos de consumo masivo.
Dijo Blanco Muiño, el Ministerio de Producción:
Estas son herramientas para defender a los consumidores. Nosotros la ponemos a disposición de los consumidores que van a poder utilizarlas online. Abarca a todos los almacenes, mercados, autoservicios, supermercados e hipermercados, a excepción de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Según el funcionario, la idea no es intervenir en los precios de los supermercados, porque según explicó, “cada uno va a poder poner el que quiere”. Pero, “a partir de la publicación web, van a tener que respetar los precios dados a conocer y que aparecen en las góndolas”. Además, aumentará la competencia.
Antecedentes
El control de precios en Argentina no es nuevo, ya fue aplicado en la década de 1980 durante la presidencia de Raúl Alfonsín, con los llamados Precios Máximos. En ese entonces, el Estado publicaba una lista de valores que no podían ser superados, y los comercios no podían venderlos más caros. Fracasó.
Recientemente, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se aplicó el plan Precios Cuidados, que se basaba en un acuerdo de precios entre las industrias y el Gobierno sobre una importante cantidad de artículos de la canasta básica. Con esos precios “controlados”, sostenían que otros similares no aumentaran demasiado. La clave en este plan era el abastecimiento. La gente debía poder encontrarlos siempre, algo que no fue tan sencillo de aplicar.
Para los supermercadistas, el plan no es bueno. En realidad, no consideran bueno ningún programa de control de precios.