Las cápsulas de café representan uno de los avances más relevantes de los últimos años de la industria cafetalera pero en algunas partes comenzaron a prohibirlas. ¿Por qué? Según los críticos es porque son altamente contaminantes. Te contamos los detalles de esta nueva polémica que podría afectar a varias marcas.
El incremento en las ventas de los aparatos para hacer café para una sola taza se ha incrementado exponencialmente. En 2007, en Estados Unidos sólo el 3 por ciento de los consumidores de café tenía este tipo de productos en su hogar, el año pasado fue el 27 por ciento, según datos de la National Coffee Association.
Parte del incremento señalado se debe a la popularización de las cápsulas de café o coffee pods. Las marcas de máquinas y cápsulas más famosas son Nespresso y Dolce Gusto, ambas de la multinacional Nestlé, y en Estados Unidos una de las más vendidas es K-Cup.
Esta tecnología se caracteriza por la practicidad: sólo se coloca una cápsula en el aparato previamente cargado con agua y tras presionar un botón se sirve el café. Así de simple y al final se tiran a la basura los empaques. Y eso es lo que ya se considera un problema.
De acuerdo con un reporte de la BBC, la ciudad alemana de Hamburgo prohibió el uso de cápsulas de café en las oficinas gubernamentales, esto como parte de un esfuerzo para reducir los desperdicios. “Estos paquetes de porciones causan un consumo y desperdicio innecesario de recursos y a menudo contienen aluminio contaminante”, señala la autoridad alemana.
Alemania no es el único país donde se ve mal el uso de las cápsulas de café. Según una nota de Quartz, en el Reino Unido el diez por ciento de la población considera que “son muy malas para el medio ambiente”.
Este sistema fue inventado por Nespresso hace décadas y está en el mercado desde los ochenta. En 2012 terminó la vigencia de la patente en algunos países por lo que han surgido nuevos fabricantes de cápsulas de café, algo que podría hacer más grande el problema.