Por Camila GonzƔlez
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@GFCam
Sigue despertando en mĆ una enorme curiosidad el despliegue de aplicaciones y servicios tecnolĆ³gicos y digitales que delatan la profunda soledad en la que nos encontramos todos. No me enternecen las propuestas que ofrecen para la venta abrazos, sexo y compaƱĆa; mĆ”s bien me alarma ver cĆ³mo la evoluciĆ³n digital se estĆ” clavando en resolver vacĆos que cada vez se ahondan mĆ”s en nosotros. Rodeados pero solos. Conectados hasta los dientes pero solos. Cinco chats abiertos al mismo tiempo pero solos. Alarmas de mensajes de una y otra app pero solos. Esta Ć©poca nos descubre cada dĆaā¦ mĆ”s solos.
Y como soluciones salvadoras, aisladas, aparecen cada vez mĆ”s redes y programas para juntarnos, presentarnos, sabernos en la misma situaciĆ³n todos y echarnos la mano en lo posible. AcĆ” he comentado acerca del Ć©xito del negocio de domicilios de abrazos, de los japoneses que se alquilan para acompaƱar a llorar a las mujeres, de las muchas aplicaciones para ligar, en cualquiera de sus formas e intensidades, pero ahora me pone a reflexionar la nueva aplicaciĆ³n Ameego.
Como suena, esta app no sĆ³lo ayuda a hacer āamigosā, sino que ofrece pagar para que desconocidos asuman el papel, tomen un cafĆ© con nosotros, y estĆ©n dispuestos a escucharnos, caminar por un parque juntos en una ciudad nueva o simplemente sentarse en la mesa con nosotros para no cenar solos. La oferta es: āse alquilan amigosā. Tan prĆ”ctico como lo explica el creador de la idea, Clay Kohut, con Uber se alquila un coche, con Airbnb una casa de un extraƱo y con Ameego se puede rentar al extraƱo.
Ā”QuĆ© soledad tan bĆ”rbara! Pero no deja de ser una soluciĆ³n Ćŗtil para encontrar guĆas locales de los lugares que visitamos, para tener de inmediato a alguien con quien ir al cine una de esas noches en que no se antoja ir solo, etc. Lo que se vuelve algo polĆ©mico es el hecho de pagar por compaƱĆa. La idea es que la primera vez se paga y las siguientes, si hay quĆmica entre las dos personas, pues ya estĆ”n conectadas.
Se pone sobre la mesa, ahora, todo lo concerniente a la mercadotecnia de la amistad. Pero sobre todo, estas solucionen ponen en absoluta evidencia la necesidad que tenemos de los otros. Esos a los que ni siquiera sonreĆmos en el metro, esos a los que no dejamos pasar cuando vamos manejando, esos que no ayudamos en muchas circunstancias. A todos esos, seres humanos tambiĆ©n solos, ahora los vamos a poder buscar a travĆ©s de una app para decirles: sĆ, estamos igual, acompƔƱeme, escĆŗcheme, seamos amigosā¦
Somos personajes bien raros.