Un término que a diario leemos en un sinnúmero de notas, artículos y demás contenidos es el de “Big Data”. Podríamos decir que es un concepto que ha estado de moda en los últimos años en tecnología y mercadotecnia y dentro de estas fuentes es fácil encontrar textos muy interesantes al respecto; sin embargo ¿sabemos realmente con qué se come el Big Data y de qué manera podemos aplicarlo en nuestro negocio?

La respuesta más común y fácil de comprender cuando intentamos definir al Big Data es que se trata de la administración y el análisis de un cúmulo abrumadoramente grande de datos que, por su dimensión, no pueden ser procesados de la misma manera que el resto de los datos que digieren las herramientas de hardware y software convencionales.

Cuando hablamos de Big Data estamos hablando de la gran masa de datos que menciono, pero también de un conjunto de elementos como servicios, tecnología e infraestructura que funcionan para procesar ese cúmulo que contiene datos con y sin estructura y con una estructura parcial.

Y ¿quién alimenta esa gran aglomeración de datos? Pues nada más que usted y yo. Si a usted le causa escozor que en la era digital sea imposible que sus datos no sean recabados, quizá le asuste que la información contenida en el Big Data proviene de las señales de su módem, de sus conversaciones por WhatsApp, de su historial de búsquedas en Google, de los likes que da en Facebook, de los sitios web que visita, de los formularios que llena y envía, de los correos electrónicos que contesta y de prácticamente cualquier dato que usted ingresa o recibe en sus dispositivos electrónicos.

Dentro de los usos que se le pueden dar a esta gran infraestructura (que por supuesto no está exenta de un necesario debate en el que se deben de determinar los límites de la privacidad) se encuentra en el consumo. Amazon, por ejemplo, es una de las empresas que mejor ha sabido aprovechar las bondades de esta tecnología. Resumiéndolo de manera sencilla, esta empresa de ventas por internet ha encontrado la forma de que cada uno de sus usuarios reciba en la pantalla de sus dispositivos el anuncio de aquel artículo que es muy probable que compre en un futuro cercano, prediciendo sus necesidades y tendencias de consumo o generándolas de manera artificial.

Este es sólo un ejemplo de la aplicación del Big Data, el cuál puede aplicarse a otros ámbitos como la investigación, la seguridad y hasta los deportes. Pero atendiendo al título de esta columna, ¿cómo puede el Big Data beneficiar a las relaciones públicas?

Aunque aún la aplicación de las bondades de Big Data no está al alcance de todos, no es difícil imaginar que esta gran tecnología va a servir para predecir situaciones de crisis que podría a experimentar alguno de nuestros clientes en un futuro cercano.

El comportamiento de los consumidores de las cuentas a las que manejamos la comunicación servirá para prevenir el momento en que los focos rojos estarán a punto de encenderse, por lo que, con el uso de esta herramienta de pronóstico obligará a los profesionales de estas áreas a adaptarnos y a modificar nuestras estrategias para hacer todo lo posible por prevenir una crisis o afrontarla con todas las previsiones posibles cuando llegue.

Así como las grandes corporaciones de comercio han tenido la pericia de utilizar al Big Data para decidir en qué justo momento enviar un mail a sus potenciales clientes con el que tenderán grandes posibilidades de venta, los que trabajamos en RP estaremos en posibilidad de enfocar nuestro mensaje de forma oportuna y  con la garantía de que llegará justo a quien queremos que llegue, en el momento en que lo deseamos y con el impacto que esperamos. Así el futuro del Big Data en las relaciones públicas.