A pesar de que la NFL hizo lo posible por mantener el atractivo del “super domingo” y que una gran lista de marcas prepararon sus mejores producciones en comerciales, el juego no logró conquistar a más público que otros años.
El Super Bowl 50 se jugó este domingo en el Levi’s Stadium, de San Francisco, California, un evento esperado año con año y genera gran expectación tanto de aficionados como de grandes marcas que esperaban anunciarse en esa gran vitrina.
El juego en el que los Broncos de Denver derrotaron a las Panteras de Carolina en un partido deslucido para muchos, tuvo una audiencia que superó los cien millones de tel evidentes en Estados Unidos, según datos preliminares de Nielsen.
Para ser precisos, la cadena CBS (titular de los derechos de transmisión) dijo este lunes que un promedio de 111.9 millones de personas vieron el Super Bowl 50 este domingo. La cadena estadounidense cobró alrededor de 5 millones de dólares por cada 30 segundos de publicidad durante el partido.
Sin embargo, un encuentro cerrado no fue suficientemente atractivo para la audiencia, pese a contar con actuaciones muy celebradas como las de Lady Gaga que cantó el himno de los Estados Unidos y de Beyoncé con su vestuario al estilo Michael Jackson, ambas impactaron en redes sociales.
Además contó con una gran participación de grandes marcar que invirtieron cantidades significativas para tener un espacio comercial durante la transmisión, encabezados por Anheuser-Busch InBev, que en los últimos diez años gastó 287.3 millones en anuncios, seguido de Pepsi (que patrocinó el espectáculo de medio tiempo), que en ese mismo periodo invirtió 172 millones de dólares para este año, según datos de Kantar Media.
Otras marcas que difundieron spots comerciales son Budweiser, Hyundai, General Motors, LG, Pokemon, Colgate, Snikers, Stitles, entre otras.
Al final, el Super Bowl no logró superar las estimaciones de 114 millones en audiencia previstos por Nielsen, sin embargo no deja de ser un éxito económico, según especialistas el evento dejó ingresos de aproximadamente 620 millones de dólares. Además, las cifras le alcanzan para colocarse como el tercer Super Bowl más visto de la historia de Estados Unidos, sólo detrás de las ediciones 2014 y 2015.