Aunque el virus Zika ha estado presente en muchos países de África y Asia por seis décadas, no ha sido sino hasta que llegó a Brasil, sede de los próximos Juegos Olímpicos, que saltaron las primeras alarmas, y no fue hasta que se reportaron casos en los países del norte de América que la Organización Mundial de la Salud emitió una declaratoria de emergencia sanitaria internacional.
Con o sin Zika, el ministro de Deportes de Brasil afirmó este jueves que no se cancelarán los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pese a la epidemia. “Lamento las publicaciones de artículos y opiniones en la prensa”, dijo. Y es que el país sudamericano necesita hoy más que nunca la derrama económica que dejará este evento deportivo, ya que la segunda economía más grande de América Latina está pasando por una recesión.
Según una encuesta realizada por la Universidad de Sao Paulo, el impacto económico que Río 2016 generará se calcula en 51 mil 100 millones de dólares. Eso sin contar los beneficios que obtendrán a nivel global las marcas patrocinadoras, medios de comunicación y empresas asociadas directa e indirectamente con las olimpiadas.
Mientras tanto, las autoridades sanitarias brasileñas ya han dicho que el eventual desarrollo de una vacuna contra el zika tardará en llegar aproximadamente un lustro, mientras que la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur, creadora de la primera vacuna contra el dengue, anunció que ya trabaja en el desarrollo de una vacuna, aunque sin precisar la fecha en que vería la luz.
El siguiente mapa ilustra el grado de propagación que ha tenido el virus en el mundo. 
