El reposicionamiento de un producto se puede llevar a cabo por diversos motivos, entre los que destacan no contar con los resultados estimados, querer cambiar el mercado por uno que sea más rentable de acuerdo con las posibilidades de una empresa, o bien, por la introducción de un elemento adicional a la mercancía.
Asimismo, el reposicionamiento tiene que ver con el significado y percepción con la que cuenta el consumidor. Por su parte, el Diccionario de Mercadotecnia señala que éste se puede llevar a cabo sí un producto cuenta con un efecto adverso al planeado, esto a causa de un cambio dentro de las preferencias del mercado por haber cometido un error al momento en el que se introdujo al mercado.
Es conveniente mencionar que un reposicionamiento se puede llevar a cabo por medio de mensajes o por el cambio de apariencia de determinada mercancía. Te diremos tres formas de llevar a cabo el reposicionamiento de un producto.
1. Clientes actuales
Hacen que el producto –ya a la venta– pase de ser básico a necesario por medio de argumentos publicitarios que invitan a cubrir un requerimiento humano. Esto hace que la mercancía tome un valor con el que antes no contaba, por lo que también la compañía le otorga factores que lo hacen sobresalir en el mercado, todo con el fin de obtener los resultados que espera.
2. Posibles consumidores
Como su nombre lo indica, son las estrategias enfocadas en aquellas personas que aún no cuentan con una experiencia con el producto, por lo cual la marca trata de resaltar los beneficios adicionales con lo que ya cuenta, esto busca generar interés y persuadir al público para que lo adquiera.
3. Clientes recientes
Se enfoca en aquellos que no cuentan con gran tiempo de contacto con el producto. Para poder llevar un reposicionamiento en este segmento, la marca o la agencia deben resaltar las nuevas características con las que ya cuenta, y crear una relación con los factores que cuentan con antecedentes positivos.