La imagen personal hoy comunica muchas cosas. Va mucho más allá de un simple outfit o una forma de vestir; comunica personalidad, identidad y sentido de pertenencia. Estamos ya en tiempo de consumismo de navideño. La gente compra muchas veces por comprar, por compromiso, porque tiene una riqueza excedente o simplemente entra en la marea de regalar y exigir regalos. Compras emocionales o por obligación, a partir de diciembre, el 70 por ciento de los 7 mil millones de seres humanos que respiramos en este planeta nos dedicamos a comprar y consumir.
Es quizá una forma de pertenecer y una búsqueda de identidad constante. Un movimiento imparable de intereses económicos y que están programados para generar catarsis cada año.
Santa Claus es un gran mercapublirrelacionista virtual que entra en acción desde su letargo a partir de la segunda semana de noviembre. Es el embajador por excelencia de la navidad y lo que representa. Muchas marcas mundiales como Coca-Cola lo usan como ícono de la Navidad y de la felicidad en estos tiempos. Para entrar en la coyuntura y generar la conversación con el target. Usan la imagen del Santa Calus con kilos de más y de edad ya avanzada.
Hoy las tribus urbanas y la mercadotecnia tribal llega a las marcas de retail como El Palacio de Hierro. Nos presentan a Mr. Claus, una abstracción de un Santa Claus, más joven, sexy y con un toque Frester (Tribu urbana 50 por ciento Fresa y 50 por ciento Hipster) y con look de Lumbersexual (Tribu urbana que evoluciona de los metrosexuales y tiene un aspecto exageradamente masculino que asemeja a un leñador, con camisa de cuadros y barba aparentemente descuidada).
La palabra Lumbersexual proviene de Lumberjacks -caló que refiere los leñadores, sus costumbres y su mundo-. Me parece una campaña interesante porque este tal Mr. Claus atrae a las mujeres de forma emocional y sexual, al mercado gay y la da un tono de modernidad y moda a la marca. Sí atrevido, pero efectivo.
¿Quién será más efectivo como agente comercial de esta navidad, lo tradicional o la modernidad de la mercadotecnia tribal? Eso lo sabremos después de los cierres de año y los análisis de las facturaciones de cada marca. Si la nueva atracción tribal del Santa Calus moderno funciona, quizá repita el próximo año. Se corre un riesgo, pero a veces vale la pena experimentar y atreverse a ver la navidad desde otro punto de vista, más humano y orgánico. Ya lo veremos en enero del 2016.