Los correos electrónicos son un recurso que un mercadólogo puede recibir y enviar cientos de veces en un sólo día, por lo que en ocasiones el envío constante de información en plantillas, nombres parecidos o ambiguos en los contactos, entre otros factores, pueden desencadenar malentendidos escalables a proporciones catastróficas para las relaciones públicas. Estos son cinco errores sutiles pero comunes.
1.- Cambiar el nombre de la persona
Es uno de los errores más comunes, tanto que para la mayoría es algo común, sobre todo cuando somos dueños de nombres exóticos o parecidos a otros, por lo que muchos hacen caso omiso de este tipo de errores, sin embargo, es algo que debe evitarse ya que puede proyectar una imagen de poco meticulosos, descuidado, o incluso podría entenderse como una ofensa intencional.
2.- Cambiar el género
Este error puede estar en dos extremos: tomarse a broma, o generar un conflicto con uno de los comportamientos políticamente incorrectos más peligrosos, ya que puede desembocar directamente en una crisis. El problema se amplifica cuando se utilizan nombres comunes en ambos sexos, lo cual puede remediar con una rápida búsqueda en Google o redes sociales en busca de más detalles de la persona.
3.- No personalizar plantillas
Un correo electrónico importante en el que se solicita lo mismo a distintas personas puede tener mejores resultados cuando la plantilla se personaliza, en lugar de que el remitente reciba un correo con datos de otra persona, como la dedicatoria, lo cual resta seriedad y un correo con estas características será fácilmente ignorado.
4.- Correos masivos
Correos que fingen ir dedicados a cada persona en particular y en cambio se puede apreciar que hay cientos de cuentas de correo en la lista de destinatarios. Este es un error común ya que se trata de una estrategia para pescar ingenuos dentro de una madeja de direcciones que se encuentran por razones misteriosas en alguna base de datos u hoja de cálculo.
5.- Faltas de ortografía
Los errores de dedo y descuidos son una cosa, pero los errores de ortografía restan seriedad de inmediato, y son fácilmente apreciables. Cualquier correo electrónico redactado en un ambiente profesional debe cuidar la ortografía en todo momento, ya que puede arruinar un correo aún cuando la información resultara de utilidad.