Hoy hace 26 años cayó el muro que dividía a la República Democrática Alemana de la República Federal de Alemania, y que separaba a dos visiones del mundo antagónicas e irreconciliables.
La demolición del muro de Berlín y el colapso del comunismo en Europa dio paso a una transición turbulenta que cambió las vidas de muchas personas en general, y en particular de sus hábitos de consumo.
De acuerdo con The Economist, de 1989 a la fecha el Producto Interno Bruto per cápita de los países de Europa del Este ha aumentado un 33 por ciento, lo que ha permitido el crecimiento exponencial de algunas compañías -sobre todo alemanas- en el mercado que creó la caída del muro.
Un caso emblemático ha sido el de Coca-Cola, pues históricamente ha sido una de las marcas insignia del capitalismo occidental, específicamente de Estados Unidos y su sueño americano. Algunas de las imágenes más memorables de la caída del muro retrataron a personas aventando cajas de botellas con el refresco a través de la valla. Uno de ellos era Paul Gerhard Ritter, gerente de la embotelladora de Lichterfelde. Tan sólo unas horas después de la caída, Ritter envió camiones llenos de Coca-Colas al lado oriental de la ciudad, en donde el refresco estaba prohibido.
Hoy Coca-Cola Erfrischingsgetränke AG, filial de la marca en el país germano, opera 10 plantas embotelladores en el territorio que conformaba la Alemania Oriental, y en marzo de 2013, la oficina matriz se mudó a la ciudad de Stralauer Allee, un punto histórico en Berlín del Este por donde pasaba el muro.
Otra marca que hizo una entrada histórica fue McDonald’s. De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, la compañía abrió su primer restaurante en el pueblo oriental de Hof sólo unos días después de la caída del muro, con miles de comensales ansiosos por probar las famosas hamburguesas estilo americano. Klaus Rader, dueño de una de las primeras franquicias en aquella parte del mundo dijo al Wall Street Journal que las hamburguesas y papas fritas se acabaron en cuestión de horas tras abrir las puertas de su restaurante. “La primera parada para muchos fueron los arcos dorados del Sr. Rader, una sirena de las largamente prohibidas frutas del capitalismo”, señala el rotativo.
La internacionalmente conocida fabricante de lentes y sistemas ópticos, Carl Zeiss AG, fue fundada en 1846 en la ciudad alemana occidental de Jena. Tras la división en 1945, la compañía fue nacionalizada por el gobierno comunista, por lo que tuvo que ser refundada del lado occidental. Las dos empresas, hasta entonces competidoras, se reunificaron en 1991, un año después de la caída del muro. Hoy muchos de los principales laboratorios y unidades de la empresa se encuentran del lado oriental.