España.- Los establecimientos que comercializan alimentos refrigerados y congelados saben que es de vital importancia conservar la cadena del frío en estos productos, pues, de otro modo, su vida útil y calidad se vería reducida y podría suponer un riesgo para la salud del consumidor. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha analizado varios supermercados españoles y la conclusión a la que ha llegado es que “la situación entre los refrigerados es muy mejorable”.
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Pese a que no hay una normativa en España que establezca los límites de temperatura en los alimentos refrigerados, la OCU sostiene que “por encima de los 7ºC empiezan los problemas, pues los microorganismos que viven en los alimentos se multiplican más de la cuenta y pueden deteriorarlos”.
En su análisis de 63 establecimientos en seis ciudades españolas, la organización encontró que la conservación de los refrigerados podría mejorarse, ya que continúa habiendo muchas cámaras abiertas, sin puerta, que dan como resultado que la temperatura se dispare. Un ejemplo son los embutidos, cuya temperatura, en opinión de la organización de consumidores, “no debería superar los 6 °C, pero en las cámaras sin puertas lo hace”.
En relación a los congelados, se identificaron “menos problemas”. Hay que recordar que el riesgo de una mala conservación en este caso “no son los microorganismos, sino la textura”.
La OCU recomienda a los consumidores no romper la cadena del frío y, por ello, recuerda que lo mejor es coger los alimentos refrigerados en último lugar, escoger aquellos que están más al fondo de la cámara, descartar los que tengan escarcha y transportarlos en una bolsa especial.