Santiago, Chile. Diversos estudios, entre ellos uno realizado por la Universidad de Saldford, publicado por The Huffington Post, sugieren que las redes sociales, si bien nos dan la idea de pertenecer a un grupo, también son fuente de ansiedad y refuerzo de una baja autoestima. ¿Qué sucede si no obtienes suficientes “likes” en Facebook o Instagram o si nadie reacciona con un RT en tu cuenta de Twitter? Probablemente comiences a sentir que no le importas a nadie y que tus ideas no son lo suficientemente buenas para ser compartidas.
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De acuerdo a esta publicación, de hace varios años, el 51 % de las personas que sienten que las redes sociales han cambiado su vida, consideran que les ha hecho más daño que bien.
Asimismo, el 45% de los encuestados señaló que se ha sentido preocupado o incómodo cuando no ha tenido acceso a las redes, mientras que otro porcentaje – 60%, de hecho- aseguró que a veces necesitaban desconectarse para poder vivir realmente, alejándose de la tecnología.
La adicción a las redes, de acuerdo a uno de los columnistas del conocido sitio internacional USocial, estudiante de psicología, llega al punto de afectar sus tarjetas de crédito, al invertir dinero en alguno de sus posts con el objeto de tener más “likes” y por tanto, sentir que más gente de su red considera su opinión como válida. Y no se trata de que las redes sociales sean las culpables de la necesidad de refuerzo, sólo que lo facilitan y se convierten en fuente de ansiedad para quienes no obtienen los resultados que esperan.
Lo anterior, aplicado al marketing digital, puede generar sensación de fracaso en una campaña y toda una idea de “baja autoestima” también para la marca. El tema es que, en ese caso, es probable que el contenido entregado sea el erróneo y no la acción en sí. De no conocer a la propia audiencia o de no estar alerta a los cambios de ella, es más que posible que la marca se sienta “abandonada”, por no entregar en redes sociales lo que se espera de ella.
