Por Alan Campos
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Cuando Miguel Herrera asumió el cargo de seleccionador nacional hace poco más de 18 meses contaba con una gran aceptación por parte de la afición mexicana, quien veía en “El Piojo” al gran salvador del Mundial 2014 (luego del irregular proceso de clasificación), situación que transformó al seleccionador nacional en uno de los grandes consentidos de las marcas de forma casi inmediata; sin embargo, Herrera parece no haberse dado cuenta que su éxito mercadológico está íntimamente ligado con el desempeño de la selección, el cual deja mucho que desear en los últimos tiempos.
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Poco después de la finalización de la Copa del Mundo de Brasil 2014, presentaba en este mismo espacio un escrito donde señalaba que Miguel Herrera era mucho mejor embajador de marca que director técnico, aseveración que desde entonces El Piojo se ha encargado de demostrar en cada momento.
Ingenuamente muchos de nosotros creímos que con la finalización del Mundial la participación del Piojo Herrera dentro del mundo publicitario disminuiría notablemente, mientras que su compromiso con la selección iría creciendo; sin embargo, sucedió lo contrario, pues tras el término de la Copa del Mundo Herrera se involucró con aún más marcas, llegando incluso a ser embajador turístico de Chiapas y ‘abanderado’ del Partido Verde.
Y no es que el aparecer en uno que otro comercial esté mal, de hecho los seleccionadores de otras naciones mucho más importantes (a nivel futbolístico) como Luis Felipe Scolari (Brasil) o Joachim Löw (Alemania) lo hacen, siendo este último incluso embajador de marca de Nivea. El verdadero problema surge cuando estas figuras deportivas olvidan que únicamente son rentables para las marcas mientras que los resultados se den, o ¿qué creen que va a suceder con LeBron James, Lionel Messi o Cristiano Ronaldo cuando su calidad deportiva deje de ser redituable para Nike y Adidas respectivamente?
Con más razón entonces Miguel Herrera debería de preocuparse por conseguir resultados con la selección mexicana, pues una vez que deje de ser seleccionador nacional todas las marcas que le buscaron y explotaron comercialmente durante estos meses desaparecerán con la misma rapidez con que lo buscaron.
El carisma del Piojo, su manera de vivir los partidos y todas aquellas otras características de las cuales se quejó Christian Martinolli al término del juego ante Ecuador, son las razones por las que Herrera ha logrado convertirse en un consentido de las marcas; sin embargo, si desea mantenerse como tal, deberá de encontrar otra serie de habilidades que le permitan mantener contento al consumidor, pues en la medida que éste esté contento con la selección, las televisoras y las marcas también lo estarán y el dinero seguirá fluyendo. De lo contrario el cuento de hadas pronto terminará para Miguel Herrera.