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“Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro, es la transparencia de su ser”
Arthur Shopenhauer
Hace unas semanas vivimos un momento de elecciones. Tiempo clave en el que se escucharon y vieron diversas expresiones de la población. Hubo quien apoyaba el que la gente votara, otros promovían el que la gente no fuera a votar y otros tantos que mejor recomendaban que se hiciera nulo. Se notaba que no había confianza total en por quién se iba a votar.
Los electores no conocían a la totalidad de los candidatos, lo que han hecho, sus propuestas, sus promesas… ¿Alguno de los lectores tenía claridad en el conocimiento de cada uno de los candidatos para su delegación o para los que iban para diputados? Yo confieso que no la tenía (ni la tengo) y tal vez ni me interese, por la desconfianza que tengo en todo este asunto de políticos, pues ninguno me demuestra transparencia en lo que ofrecen.
De una u otra manera, se vio que la gente está descontenta y no muy segura de lo que le depara el futuro. Se le tiene miedo a lo que no se conoce que vendrá. O cómo vendrá.
No se tenía claridad, ni en la imagen de los candidatos, ni partidos o en sus discursos.
La gente quiere honestidad y transparencia. Y en todos los sentidos.
Esto se refleja también en las marcas que recibe.
En un boletín presentado por trendwatching, llamado “Transparency Triumph”, explican porque los consumidores latinoamericanos están demandando honestidad de parte de las marcas.
Explican que los consumidores latinoamericanos están decepcionados por los negocios nada claros e instituciones corruptas que existen en la región y esto se ve reflejado en las marcas con las que se relacionan, aunque hayan sido usadas por años.
Por ello, en este 2015, estos consumidores demandan que las marcas sean proactivas y ofrezcan más en cuanto a la información que está detrás de ellas. Buscan la verdad en su producción y su distribución, en sus tareas relacionadas con la sustentabilidad y la ética.
No se conforman con lo que les cuente la marca. Debe haber un diálogo entre estos y sus consumidores. Un diálogo de verdad, transparente y abierto.
La corrupción en empresas e instituciones (como el caso de Petrobras en Brasil) y la falta de transparencia de gobierno en muchos casos (la crisis del agua también en Brasil, la muerte de Alberto Nisman en Buenos Aires o la desaparición de los 43 estudiantes en México) han erosionado la confianza entre los latinoamericanos.
Frente a esto, las marcas necesitan utilizar la transparencia para ganarse la confianza de los consumidores. Sin mentiras.
Hay muchos casos de compañías que mienten. Y va en aumento. Las ventas del “Black Friday” en Brasil los consumidores las llamaron “Black Fraud”, debido a que las tiendas subieron sus precios antes de esta venta para dejarlos en su monto original el día de la venta especial, haciéndolos pasar como grandes descuentos (¿les suena?).
En México, entre 2012 y 2015, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y la Cámara Nacional de la Industria de Productos Cosméticos (CANIPEC) retiraron más de 9 mil anuncios irregulares y engañosos.
Y lo interesante de esto es que no solo son vigiladas las marcas por las dependencias oficiales encargadas en ello, sino que son los mismos consumidores los que vigilan, acusan y exponen en las redes a aquellas marcas con las que se sienten engañados.
Y si a esto sumamos que la gente le cree más a lo que ve en las redes de parte de conocidos o familiares (un 84 por ciento) que a la comunicación de las mismas empresas (un 81 por ciento) las marcas que se enfrenten a una acusación de parte de la sociedad están en un gran problema.
A la gente no le gusta que le mientan sobre el precio, los beneficios de salud u atributos engañosos del producto y ya no se cree historias que les cuentan las empresas.
La siguiente semana veremos una historia de este tipo.
Cierro con lo que mencionó el especialista en mercadotecnia brasileño Guilherme Minuzzi:
“La relación entre marcas y consumidores es como el matrimonio. Si el esposo o la esposa traicionan, la relación nunca será la misma – aunque se perdonen. Las marcas deben entender que una relación con el consumidor ya no es solo transaccional, sino también es personal”.