Santiago, Chile.- El rol del Community Manager viene siendo definido desde hace algunos años, sin embargo, como en todo nuevo oficio, aún queda mucho que aprender y por lo mismo, gran cantidad de profesionales asociados al marketing y las comunicaciones tiende a pensar que es un elemento idóneo para el trabajo. A veces sí, a veces no. Antes de contratar a un encargado de tu comunidad es recomendable evaluar, no sólo las supuestas habilidades sino también la personalidad del futuro Community Manager. Aquí, tipologías que no querrás contratar si quieres a tu marca.
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El “sabelotodo”. Es aquel Community Manager que ha realizado uno o más seminarios de redes sociales y que está seguro que sólo las métricas correctas le darán un buen resultado. No escucha instrucciones, no apela a su intuición y está convencido de que su estrategia es la única válida.
El ignorante. Escribe “qué” con “k”, utiliza un lenguaje demasiado informal con el pretexto de ser cercano. No sabe de actualidad, ni entiende mucho del producto, pero “juega” bien con su comunidad, porque utiliza las redes sociales como si fueran de él/ella, es decir para su propia entretención. Al día de hoy existe un grado de profesionalismo en este campo y para ser Community Manager, es fundamental tener un grado de conocimiento en todas las áreas y lo más importante, hay que recordar que este rol representa la cara de la empresa.
El iracundo. Representar a alguien más, en este caso a una empresa, requiere tener paciencia, paciencia y más paciencia. Tratamos con personas, con clientes molestos porque algo no salió bien, con seres que a ratos usan las redes sociales para descargar su frustración con la vida y si no lo pueden hacer con sus amigos, es probable que lo hagan con las empresas. Por ello, el iracundo no tiene espacio para representarnos, porque nunca entenderá que el ataque, cualquiera que éste sea, no es personal, es un impulso al que se le debe bajar el perfil con una buena solución o, en el peor de los casos, con una buena explicación.