Por Alvaro Rattinger
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Se habla mucho de innovación, parece que por el simple hecho de pronunciar esta palabra las cosas mejorarán en una empresa. Si observamos a la economía mundial veremos que las cosas no son sencillas, hay mucho por hacer y los cambios parecen llegar de manera muy lenta. Vivimos en un mundo de contradicciones, en un extremo encontramos gadgets nuevos casi todos los días y por otro —en el mundo real — las cosas cambian lentamente.

La innovación requiere cambios

Por ejemplo, las ciudades más progresistas del mundo han transformado su planeación de tal manera que los habitantes tengan una vida más activa. En noviembre de 2014 la ciudad de Pontevedra en España recibió el galardón mundial ONU-Hábitat, entregado en Dubái que la reconoce como una de las ciudades europeas más cómodas para vivir en materia de calidad urbana, movilidad y accesibilidad. No sólo esta ciudad Europea ha hecho lo propio, muchas otras a nivel mundial han seguido este camino, claramente en un esfuerzo por innovar y mejorar la vida de los habitantes, pero, cuántos de nosotros vemos estos esfuerzos materializados en nuestra colonia: muy pocos.

Ahora veamos el entorno laboral, las oficinas son motor de la economía mundial. Yahoo! que hace menos de una década presumía que sus empleados podían trabajar desde casa, hoy han dado marcha atrás, ahora se privilegia la colaboración presencial en el corporativo. Las oficinas no irán a ningún lugar, sin embargo, la innovación en los espacios y comodidad son muy pocos, claro, hay casos revolucionarios de diseño arquitectónico, pero no son la norma. El estudio “A systematic review of standing and treadmill desks in the workplace” por Brittany T. MacEwena, Dany J. MacDonaldb y Jamie F. Burra determinó que hay beneficio a la salud a partir de escritorios “activos” es decir, debes estar de pie o en una banda de movimiento para utilizarlos. La segunda opción me parece menos práctica, pero la idea de escribir de pie en mi laptop no parece irracional, en especial si sólo se hiciera por momentos. Según los investigadores “los escritorios con una caminadora implican una mejora en los resultados fisiológicos, disminución de glucosa, colesterol HDL , y antropometría entre otros. Los escritorios de pie se asocian con algunos cambios fisiológicos. Ambos mostraron resultados mixtos para mejorar el bienestar psicológico con poco impacto en el desempeño del trabajo.” Este tipo de nuevos formatos son benéficos para la salud y estado de ánimo de tu equipo de trabajo; sin embargo, no son comunes en las empresas.

Decir innovación no es innovador

Me parece que gustamos hablar de innovación ya que nos hace sentir que estamos en movimiento. En más de una junta escuchamos las dos palabras mágicas, innovación y creatividad. Tener una estrategia de innovación es tener pensamiento asimétrico, ¿cómo hago cambios pequeños que tengan gran impacto? En menos palabras: marketing asimétrico. No hay duda, muchos buscamos tener relaciones, empresas y productos innovadores. Sin embargo, pocos están dispuestos a pagar el precio, deseamos innovar pero no cambiar.

La innovación exige cambio, es así de simple. Contratar un proveedor de marketing, ya sea una agencia de publicidad o promociones implica que recibiremos nuevos caminos para hacer las cosas o por lo menos ideas para romper el molde. La clave está en no detener la presentación y decir “ya lo hicimos y no funcionó” o “No podemos hacer eso por políticas internas”. El peor enemigo de la innovación es la palabra NO. Lamentablemente en muchas empresas se piensa que lo que te da fuerza en tu puesto es dar negativas a cuanta persona cruce tu puerta. Parecería que hay un orgullo en no dar el “si” fácilmente. Si queremos innovar tenemos que aceptar el cambio y dar respuestas afirmativas en la medida de lo posible. La responsabilidad de los que trabajamos en marketing es convertir las ideas en innovación.

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