Santiago, Chile.- Nos quejamos del trabajo, la vida, la falta de tiempo. Nos quejamos del jefe, de los compañeros de labores, de la falta de oportunidades. Nos quejamos. Sin embargo, las posibilidades para cambiar de vida y de trabajo, para sentirnos mejor y ser consecuentes con nosotros mismos, están siempre presentes. ¿Por qué no nos atrevemos a elegir lo que realmente nos hace felices? Excusas, sólo excusas. Compartimos contigo 5 de las excusas habituales. Veamos si te identificas con este pequeño punteo de Recursos Humanos.
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Aún no es tiempo. Esta es la principal excusa para postergar nuestra felicidad. Porque tenemos que responder a la carrera, a la familia, a las propias expectativas. Entonces decidimos que aún no es tiempo de hacer cambios y seguimos en lo mismo. Los psicólogos actuales dirían que nos resulta más fácil seguir en la “zona de confort”, lo que implica no enfrentar nuevos desafíos, por miedo.
No puedo hacerlo, no soy para eso. Siempre has querido ser independiente, la creatividad fluye en tus pensamientos, pero la inseguridad de no ser “el o la mejor” te bloquea. Es probable. El miedo nuevamente busca una comparación con los exitosos. Nada peor para fracasar que no intentar.
Ya no tengo los mismos sueños. Es posible, el tiempo pasa y los sueños son distintos. Lo importante es preguntarse “qué es lo que quiero hoy” y salir a buscarlo. En el peor de los casos, habrás aprendido lo que no eres capaz de hacer por tu sueño actual y cambiarás de objetivo. Otra excusa que no es válida.
No sé cómo lograrlo. Permanecer en el camino que nos resulta cómodo es la mejor manera de abandonar nuestros objetivos. Basta investigar un poco, para saber cuáles son los parámetros necesarios para realizar un cambio. Siempre habrá una guía, siempre habrá un camino. Pregunta, busca, atrévete.
Estoy muy cansado, no tengo energía. Es obvio, cuando no estamos felices, la energía tiende a desaparecer fácilmente. Romper la inercia es la única forma de traspasar el umbral y conseguir el objetivo.