Miles de páginas vistas, millones de impresiones en redes sociales… de pronto parece que eso es lo que le importa a los medios en internet y de ahí el éxito de encabezados como “A esta actriz se le asoma un pecho, entérate quién es”… y con esta clase de farsas inicia la batalla del contenido efectista.
Notas relacionadas:
4 razones que explican porqué la tradición no
7 palabrejas usadas por los jóvenes de hoy que
4 acciones para implantar una infalible cultura
Esa mezcla de amarillismo y sensacionalismo, cuya única meta es contar números, aunque no se aporte nada de verdadero valor para los lectores, es lo que muchos medios buscan hoy y que capitalizan con el morbo de los ingenuos internautas, quienes le dan clic a una nota de dos párrafo, para luego ver un video en Youtube de algunos segundos.
Con esa clase de medios recuerdo los programas de mediodía de las televisoras de cadena nacional, que dicen son de entretenimiento… Estamos consciente que los medios no tienen que ser todos una suma inimaginable de neuronas de los más profundos pensadores, sin embargo, por la naturaleza de la internet, de pronto, entre blogs, videoblogs, perfiles de Facebook y portales temáticos y de cosas chistosas, el predominio del contenido basura es de lo que se genera mayor popularidad contado por page views.
Sobre este entorno, he escuchado a lectores y colegas quejarse del universo que hoy se le plantea a los creadores de medios, pero quizá el primer paso para todos, lectores y productores, sería entender la diferencia entre lo que simplemente son los medios digitales y el periodismo. Los medios digitales pueden operarse por muchos con determinado éxito, pero el periodismo, ya no se diga el de investigación, es un oficio de otra naturaleza.
Sería algo grandioso para quienes nos dedicamos a los medios de información, que los lectores en el ámbito mundial supieran darle valor a esos medios que apuestan por un ejercicio de periodismo de verdad y no sólo por aquellos que re re re producen los videos de Youtube.
Y cuando se dice cobrar valor, se trata de ser conscientes acerca de que los buenos investigadores, escritores, editores y periodistas, no producen una pieza de buen contenido por acto de magia, ni por hacer un apostolado… es un acto de merecida justicia retribuirlo de alguna manera, cuando menos con una buena lectura, o habrá que ver si un carpintero, abogado o médico estaría dispuesto a regalar su trabajo sólo porque sí.
Así, en este escenario, la ética esencialmente proviene tanto del productor de los medios que debería estar dispuesto a crear piezas inteligentes, pero también del público, quien debería estar dispuesto de enriquecerse con la escena de los medios digitales, al dar clic a los medios que apuestan por ese tipo de información y no por baratijas efectistas e inmediatistas.