Santiago, Chile.- Hablamos de jefes, pero en realidad nos referimos a líderes. Eso es lo que necesitan las empresas de hoy, en marketing, publicidad, creatividad o en cualquier rama de ésta o cualquier industria. La educación al alcance de todos, por medio de la globalización y sus ventajas, los descuentos en continuidad de estudios y los requerimientos del mundo actual nos obligan a conformar equipos de personas, más que simples trabajadores subordinados. Por ello, a la cabeza de esas agrupaciones y en pos de un buen rendimiento, debe haber más que un jefe, un líder y él o ella no deben cometer ciertos errores, bastante comunes por cierto.
Más notas relacionadas:
8 claves para lidiar con un jefe difícil
Cómo convertirte en el mejor de los jefes
Sin embargo, existen ciertas costumbres casi ancestrales que los jefes suelen cometer y que se deben evitar a toda costa, si se quiere mantener un equipo cohesionado y exitoso.
No dividas, aglutina. Ponderar a un colaborador por sobre el otro, en forma constante, por mucho que sea de la preferencia de la autoridad, no debe ser algo manifiesto. Aún si el interés es que uno de ellos mejore su rendimiento, al igual que a los hijos, compararlos sólo generará rivalidad. Cada integrante de un equipo tiene habilidades con las que aporta al mismo y potenciarlas por parejo resulta ser la forma correcta. El equipo está formado por personas y cada una de ellas tiene ego y sentimientos. No olvidar.
Dar las mismas órdenes en paralelo. Pedir una misma acción a dos o más integrantes de un grupo, sin que ellos sepan, genera la sensación de pérdida de tiempo y desconfianza. Un persona puede pensar que si se le encargó la misma tarea a otro colaborador que a él o ella, es porque no existe la suficiente confianza en que podrá realizar el trabajo en forma correcta.
Pasar por sobre la autoridad de tu propio subordinado. Si tu subordinado es a la vez jefe de otro equipo, evita dar órdenes a su equipo en forma directa. El paso correcto es conversarlas con tu subordinado/a. De otra forma estarás restándole autoridad, lo que es malo para ese equipo, porque se sentirá acéfalo.
Ser inflexible. Estamos en tiempos en que la opinión de todos, puede ser más importante que la del jefe, aunque éste o ésta tengan más experiencia en el rubro. Escuchar y tomar decisiones tras una buena evaluación de las opiniones del grupo, es una buena práctica.
Ser muy flexible. En el otro extremo está la excesiva flexibilidad. Dejarse llevar por los cambios de ideas de los asesores o equipos colaboradores en forma habitual, puede mermar tu credibilidad. Si tienen razón, bien; pero si sabes que lo que estás haciendo, es correcto, sólo sigue tu intuición y apela a tu propia experiencia, aunque siempre escucha, porque cada integrante de tu equipo puede ser un aporte.