Internacional. El asesinato de los empleados del semanario francés Charlie Hebdo sacudió al mundo de su letargo de principio de año. Las reprobables acciones de un grupo terrorista, quienes consideraron que el precio por la sátira era una matanza a sangre fría, generó una ola de indignación a nivel mundial.
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Periódicos y revistas internacionales abordaron el tema en sus portales, dándole cobertura instantánea desde múltiples ángulos, comprobando una vez más que el periodismo -a nivel internacional- sufre una crisis histórica generada por la violencia.
Represión permanente
En septiembre del 2014, la sangrientas decapitaciones de ISIS contra periodistas estadounidenses llevaron a los medios de comunicación y analistas de todo el mundo a considerar estas acciones como unos de los peores crímenes que se puede cometer contra otro ser humano. La venganza motivada por el odio y la xenofobia se volcó completamente sobre los miembros de la prensa internacional, siendo un parteaguas para exponer la vulnerabilidad del oficio de informar en territorios regidos por grupos extremistas.
Tan sólo 4 meses después, una nueva masacre volvió a impactar al mundo, sólo que esta vez no fueron los periodistas los que se expusieron a los riesgos potenciales de un territorio hostil, ya que la violencia llegó directamente hasta sus oficinas en la capital de Francia. El comando de encapuchados armados con fusiles AK-47 penetró en las instalaciones de la revista satírica Charlie Hebdo con el objetivo de masacrar a los trabajadores.
La ofensa en este caso fue simple: realizar un trabajo que -por definición- no puede tener censura de ningún tipo, ya que nos presenta la realidad de forma crítica e incómoda, pero siempre contundente y fácil de comprender. Sin embargo, los ataques en París comprueban que -en pleno 2015- la mejor válvula de escape contra cualquier discrepancia de ideas es oprimir el gatillo y disparar contra aquel a quien consideras un enemigo.
Medios internacionales
A lo largo de la tarde, los principales periódicos del mundo abordaron la noticia, exponiendo los delicados matices que rodean el tema de la masacre de los periodistas franceses. Desde América hasta Asia, millones de personas han mostrado su solidaridad y planean unirse a las manifestaciones masivas programadas para los próximos días (tan sólo en Francia se contabilizaron más de 100 mil asistentes a movilizaciones en todo el territorio).
A continuación algunos de los temas que se tocan en otras partes del mundo:
“Ante el horror por el atentado perpetrado contra nuestros colegas de Charlie Hebdo esta mañana, Le Monde expresa su asombro e indignación y manifiesta su solidaridad con el equipo de la revista, así como sus condolencias hacia las familias de las víctimas.
Al asesinar a nuestros colegas, los autores del ataque dañaron la libertad de pensamiento y de libre expresión, y por lo tanto atacaron los valores fundamentales de nuestra sociedad. Estos mismos valores que Le Monde ha seguido y defendido desde su creación en 1944”.
“Hay quienes dirán que Charlie Hebdo tentó la ira de los islamistas demasiadas veces, como si el asesinato a sangre fría fuera el precio a pagar para sacar de circulación una revista. La masacre fue motivada por el odio. Es absurdo sugerir que la manera de evitar los ataques terroristas es dejar que los terroristas dicten las normas de nuestra democracia.
Este tampoco es el pretexto para deambular con la insignia de la xenofobia y tratar enjuiciar a todos los musulmanes bajo el mismo estándar terrorista”.
“Minutos después del asesinato de 12 personas en las oficinas de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, un periódico británico decidió reproducir su portada de “La vida de Muhammad”. Excepto que, en lugar de dejar que la ilustración hablara por sí misma, fue pixeleada. Decidieron que no valía la pena publicar esa imagen por el riesgo potencial. La sangre no estaba seca en los órganos de los dibujantes de Hebdo Cabu, Charb, Tignous y Wolinski, pero aún así decidieron censurar el trabajo por el cual murieron. Los asesinos, inspirados por una ideología que glorifica la muerte, tienen la responsabilidad total. Nuestra respuesta ante los homicidad definirá el valor que le demos a la libertad de expresión”.
“Charlie Hebdo ganó notoriedad en 2006 por su ilustración de Muhammad llorando con el título “Mahoma débordé par les intégristes” (“Muhammad abrumado por los fundamentalistas”). Dentro de sus páginas, la revista publicó 12 caricaturas del profeta Mahoma, algo que suscitó una condena sin precedentes proveniente del mundo musulmán. El Consejo Francés del Culto Musulmán demandó al semanario por la publicación. Este tema fue el que puso a Charlie Hebdo como blanco para los ataques terroristas”.
“Más de 100.000 personas se han manifestado a última hora de la tarde de este miércoles en decenas de ciudades francesas para condenar el atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo y en defensa de la libertad de expresión. La mayoría de las protestas fueron espontáneas y en ellas se exhibieron miles de pancartas con la frase “Je suis Charlie” (“Yo soy Charlie”), unas palabras igualmente coreadas por los manifestantes. Para el próximo sábado, está prevista una gran protesta en París convocada por cinco partidos de izquierda a primera hora de la tarde.”
México y la represión contra la prensa
El nombre de Moisés Sánchez Cerezo, periodista del municipio de Medellín de Bravo en el estado de Veracruz, es el más reciente en una larga lista de agresiones contra miembros de los medios de comunicación en nuestro país. Aquí, el crimen que cometen los profesionales de la información para “merecer la muerte” es reportar la realidad social en medio de una crisis nacional en donde no existe el estado de derecho ni las garantías elementales como la libertad de expresión.
De acuerdo con reportes de Artículo 19, tan sólo durante el año pasado se registraron 330 agresiones contra miembros de la prensa en México (que van desde las amenazas y levantamientos hasta los secuestros y homicidios) evidenciando así un grave problema en cuestión de derechos humanos.
Punto sin retorno
Ante el panorama de hostilidad que se vive de forma global, los periodistas se encuentran frente a una nueva dinámica a la hora de comunicar. Habrá quienes ante la presión de una amenaza o la violencia decidan optar por la autocensura, pero esto obligará a los lectores de todo el mundo a buscar espacios en donde los periodistas no teman informar bajo los principios máximos de este oficio: la libertad, el rigor, la imparcialidad y la responsabilidad.
De ser así, (y muy a pesar de la violencia) seguirá teniendo mayor fuerza el pensamiento y la palabra sobre la tiranía impuesta por los grupos de poder.
