
El Colegio Cardenalicio, uno de los órganos más importantes de la Iglesia Católica, es el conjunto de cardenales encargados de asistir al papa en sus decisiones más relevantes y, sobre todo, de elegir a su sucesor cuando el pontificado llega a su fin. Aunque el catolicismo es una religión global, con más de 1,300 millones de fieles en todo el mundo, este colegio ha estado tradicionalmente dominado por europeos, reflejando el peso histórico de Europa en la estructura eclesiástica. Sin embargo, ese equilibrio ha comenzado a cambiar en los últimos años.
Durante décadas, Europa concentró la mayoría de los cardenales, lo que significaba que, pese al crecimiento del catolicismo en otras regiones del mundo, las decisiones más importantes seguían en manos de una minoría geográfica. Con la muerte de Francisco, los datos muestran que el 41% de los cardenales con derecho a voto son europeos, una cifra aún elevada pero inferior al 52% registrado en el último cónclave en 2013. En contraste, regiones como Asia y África han comenzado a tener una mayor presencia.
Según los datos de Pew Research Center, los cardenales provenientes del área Asia/Pacífico pasaron del 10% al 18% bajo el pontificado de Francisco, mientras que los de África aumentaron del 8% al 12%. Estos cambios responden al esfuerzo del papa argentino por diversificar la cúpula de la Iglesia, buscando un reflejo más fiel de la geografía actual del catolicismo.
Sin embargo, no todas las regiones han sido beneficiadas por esta redistribución. América Latina y el Caribe, donde vive el 41% de los católicos del mundo según datos del Vaticano, sigue siendo una de las zonas menos representadas en el Colegio Cardenalicio. A pesar de ser originario de Argentina, Francisco sólo incrementó ligeramente la proporción de cardenales latinoamericanos y caribeños, que pasó del 17% al 18%. Esta desproporción entre la población católica y su representación en la toma de decisiones ha generado cuestionamientos sobre el verdadero alcance de los cambios impulsados durante su pontificado.
La composición actual del Colegio Cardenalicio podría ser determinante en la elección del próximo papa, un proceso que se avecina tras el fallecimiento de Francisco. Si bien Europa continúa teniendo una presencia evidente, la creciente influencia de Asia y África abre la posibilidad de que la elección recaiga en un pontífice procedente de regiones hasta hace poco periféricas dentro de la jerarquía vaticana.
Este cambio no solo tendría un peso simbólico, sino que también podría redirigir las prioridades de la Iglesia hacia temas urgentes en el Sur Global, como la pobreza, la migración, el cambio climático o el diálogo interreligioso.
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