El mundo está compuesto por una mezcla de sistemas políticos entre los que destacan las democracias, regímenes autoritarios, oligárquicos y sistemas híbridos. En los últimos veinte años, ha ganado terreno una tendencia que se direcciona hacia el autoritarismo en muchas partes del mundo incluso en varios países que ponían en lo más alto de presidencia su bandera pro- democracia.
¿En que factores percibimos este retroceso democrático?
- Líderes que concentran más poder y que cambian las leyes para permanecer más tiempo en el cargo.
- Restricciones a la prensa y a la libertad de expresión
- En la instalación y permanencia de la polarización en sus sociedades y la puesta en común de narrativas populistas.
- En el debilitamiento de instituciones que son contrapesos del poder.
- En el intento de controlar a los otros poderes del estado.
Si extendemos el análisis y lo observamos bajo un enfoque filosófico, encontramos que los grandes conceptos sobre el bien común, la solidaridad, la persona humana y la subsidiariedad hacia el ciudadano, han perdido fuerza y su aparición en el discurso político ha sido mínima. De hecho, estas columnas que sustentan la vida democrática han sido sustituidas por conceptos patrioteros y falsos llamados a cuidar la soberanía.
*Ese gobierno de los mejores*, que en la antigüedad se comentaba debía estar en manos de los filósofos, ha sido hasta ahora una dimensión desconocida jamás explorada.
Hemos sostenido en estas páginas digitales de Merca2.0, la tesis de que el líder o presidente de un país, está para dar resultados a los ciudadanos que fueron los que depositaron su confianza en ellos con la legítima aspiración de vivir mejor, tener una mejor seguridad y NO para contemplar políticas públicas sin lógica que solo ponen en riesgo a los países dejándolos expuestos a crisis económicas insalvables y adoptando nuevas formas de convivencia muchas veces disfrazadas de normalidad.
El tema en México ha cobrado relevancia, al igual que en otros países latinoamericanos pues la salud de nuestra democracia es mucho más que sostener cada tres o seis años un proceso electoral. Creemos que el trabajo de fondo está en la vertebración social y en el armado de partidos políticos con más visión y valores que se conviertan en una auténtica oposición.
En independencia de lo anterior, vivir en democracia compromete al ciudadano a respetar reglas de convivencia y a dialogar con apertura para superar con los que no piensan como nosotros, la posibilidad de superar nuestras diferencias.
Como en todo proceso, la iniciativa ciudadana para ser mejor requiere, de una contraparte y en el caso en comento, la responsabilidad recae en el gobierno o el estado que entre otras cosas, debe ser respetuoso de los derechos humanos, garante de la seguridad social y económica, responsabilidades éstas, que le fueron conferidas por el ciudadano por un tiempo determinado.
Me gustó la frase de Javier González que ilustra perfectamente la tesis propuesta que dice así. ¨Sí el país es la casa donde habitamos, la democracia es el cemento que pega los ladrillos, las varillas que sostienen los muros, los castillos que impiden que la casa se desmorone a la primera tormenta¨.
No perdamos la esperanza de seguir viviendo bajo el manto democrático y para ello debemos basarnos en estudios como los que hace Latinobarómetro y Freedom House, en donde el primero destaca que el número de personas que apoya la democracia en América Latina se incrementó un 50%, la cifra más alta en tres décadas.
Winston Churchill solía decir que- ¨la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando.¨…-
NOS ENCONTRAREMOS MÁS ADELANTE.
Federico Torres López.