Las superpotencias mundiales han sido tradicionalmente los pilares del orden mundial, ejerciendo una influencia determinante en la política, la economía y la seguridad global. A lo largo de la historia, países como Estados Unidos, Rusia y China han dominado el escenario internacional, definiendo las relaciones internacionales y las dinámicas de poder. Sin embargo, en un contexto cada vez más interconectado y multipolar, la noción de una o dos superpotencias dominantes está siendo puesta a prueba. Hoy, más que nunca, la competencia por el liderazgo global es más compleja, con nuevas potencias emergentes y alianzas fluctuantes que cuestionan la estabilidad de un sistema unipolar.
De acuerdo con un informe de Munich Security Report 2025, China se posiciona como un firme defensor de un orden multipolar, lo que podría permitirle aprovechar las tensiones internacionales y la retirada de Estados Unidos de algunos compromisos internacionales para consolidar aún más su poder global.
En este contexto, una encuesta realizada en el marco del informe reveló que, aunque algunos países como Japón o la India siguen considerando a Estados Unidos como la principal superpotencia, más de un tercio de los encuestados creen que tanto Estados Unidos como China están en pie de igualdad en cuanto a influencia global. Curiosamente, casi una cuarta parte de los participantes considera que otras naciones también tienen la capacidad de ejercer una fuerte influencia en el escenario internacional.
En lugar de enfocarse únicamente en la competencia entre potencias tradicionales, la encuesta refleja un cambio hacia una visión más diversa del poder mundial, donde actores emergentes podrían tener la oportunidad de redefinir el orden global. La pregunta es si estas potencias secundarias estarán preparadas para aprovechar las fisuras de un sistema mundial cada vez más fragmentado.
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