La Organización Mundial de Comercio (OMC) prohíbe imponer aranceles discriminatorios contra otro miembro “salvo en casos excepcionales, como un importante desequilibrio económico temporal, o uno en el de que esté en juego la seguridad nacional”. La imposición de aranceles viola las reglas del comercio internacional. Aunque Donald Trump argumenta que la migración ilegal de mexicanos y la introducción de fentanilo al territorio de los Estados Unidos ponen en juego la seguridad nacional del país vecino, lo cierto que la imposición de aranceles violaría las normas de la OMC.
En realidad, la imposición de aranceles es sólo una estrategia de presión de Trump. Recordemos que en 1995, durante el primer mandato de Trump, en un contencioso de la OMC entre Venezuela y Estados Unidos, el panel designado para ello dictaminó en favor del país caribeño y Washington acató la decisión.
El hecho es que, a la fecha, Estados Unidos no ha vulnerado ninguna regla, porque no se ha introducido en realidad ningún arancel. Únicamente se ha amenazado con ellos. Trump ha visto que las amenazas funcionan. El riesgo es que otros países, como China, utilicen también este recurso.
En el caso de México, el principal socio comercial de los Estados Unidos, la imposición de aranceles a productos mexicanos tendría un gran impacto en la economía estadounidense y elevaría sin duda la inflación en el país vecino. Enrique Dussel Peters, profesor de Economía en la UNAM, dice que ello desataría “mucho más que de una ‘guerra comercial’. Se trata de medidas unilaterales con respecto al resto de los países, incluyendo a la Unión Europea y a América Latina y el Caribe, que modifican las relaciones internacionales que hemos vivido desde 1944″. Él ve en la estrategia de Trump “un escalamiento del ‘security-shoring’ [relocalización de seguridad]” en el que prima la ´seguridad nacional´ y no “el libre comercio o el multilateralismo con base en la reciprocidad desde los acuerdos de Bretton Woods”.
Peters recuerda además que “México ha recibido a más de cuatro mil deportados, la mayoría mexicanos, pero no sólo, en la primera semana de la gestión de Trump”. Y teme que, aun habiéndolo aceptado, todavía está por ver si Estados Unidos le impondrá o no a México aranceles unilaterales. Su colega en la Universidad Nacional Autónoma de México, Karla Valverde, coordinadora del Posgrado en Ciencias Políticas, destaca que esos migrantes devueltos, además, dejarán de aportar a la economía estadounidense. Ello también tendrá un impacto económico para el país de las barras y las estrellas. Karla pide no minimizar las amenazas de Trump, pero tampoco sobredimensionarlas. “También hay que pensar que a Estados Unidos tampoco le conviene poner aranceles”, afirma. Y está de acuerdo en que Trump “no solamente le está hablando a México y a América Latina, hay que estar muy atentos a cómo reaccionan los distintos países”.
La imposición de aranceles no conviene a los Estados Unidos, por las siguientes razones:
- Los aranceles aumentarían significativamente los precios de productos básicos, como alimentos y bienes electrónicos, lo que afectaría directamente a los consumidores estadounidenses. Esto podría llevar a un aumento generalizado de la inflación en un momento en que el país ya lucha contra este fenómeno.
- La imposición de aranceles podría erosionar la confianza y el cumplimiento de acuerdos comerciales existentes, como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá). Esto podría provocar tensiones comerciales prolongadas y afectar negativamente las relaciones con socios clave.
- Expertos advierten que los aranceles podrían resultar en una caída del PIB estadounidense y un aumento del déficit comercial. Se estima que la economía estadounidense podría perder hasta 200 mil millones de dólares debido a estas medidas[5][6]. Además, el impacto económico sería más severo para países como México y Canadá, que dependen en gran medida del comercio con EE. UU.
- Las empresas estadounidenses que dependen de insumos importados enfrentarían mayores costos de producción, lo que podría llevar a un aumento en los precios finales de sus productos. Esto afectaría su competitividad en el mercado global.
- La amenaza de aranceles también podría desencadenar represalias por parte de otros países, lo que complicaría aún más las relaciones comerciales y podría resultar en una guerra comercial perjudicial para todos los involucrados.
Por todo ello, aunque los aranceles pueden ser utilizados como herramienta de presión política, sus efectos adversos sobre la economía estadounidense y las relaciones internacionales podrían superar cualquier beneficio potencial.
Los expertos que asesoran a Trump seguramente le han advertido sobre las consecuencias que traería la imposición de aranceles para la economía y las relaciones de los Estados Unidos en la comunidad internacional, por lo que la lógica dice que el mandatario estadounidense no ha pensado con seriedad en la imposición de aranceles a México ni a Canadá, sus socios comerciales en el T-MEC. La amenaza de ello es tan sólo una efectiva amenaza que ha utilizado Trump para que sus contrapartes adopten las medidas que considere convenientes. Al tiempo…