Todo comenzó cuando salieron a la luz antiguos tuits de la protagonista de la película “Emilia Pérez”, Karla Sofía Gascón, que eran más tóxicos que una relación que ya terminó tres veces. Comentarios racistas, islamófobos y ofensivos contra comunidades marginadas inundaron las redes, y claro, el público no tardó en sacar las antorchas virtuales.
Pero, dicen por ahí, que “cuando llueve, truena”. No solo Gascón metió la pata. El director Jacques Audiard también se lució con comentarios desafortunados (en una entrevista afirmó que el español es un idioma de “países modestos, de pobres y de migrantes”), y ahora, también en otra declaración, se deslinda de la protagonista de su película, mencionando que les está haciendo daño a él y a sus compañeras actrices. Como era de esperarse, le echó más leña al fuego.
Ante esta crisis, uno pensaría que el equipo de Relaciones Públicas de Netflix y de la producción saldría al quite con una estrategia digna de manual. Nada de eso.
Primero, las disculpas de Gascón fueron tan tibias que parecían más una excusa que un verdadero arrepentimiento. Sus intentos de curar la situación fueron percibidos como insuficientes, lo que solo avivó más las críticas.
Y mientras el barco se hundía, ¿qué hizo el equipo de RRPP? Netflix y los productores optaron por distanciarse de Gascón, eliminándola de las campañas de difusión y dejando que la película se defendiera sola. Una movida que, en términos de branding, es como abandonar tu producto estrella en medio de un incendio.
El resultado de esta cadena de desatinos es un golpe comercial brutal. “Emilia Pérez”, que había arrasado en los Globos de Oro y lidera las nominaciones al Óscar, se desploma en la taquilla mexicana, desapareciendo rápidamente del top 10 y siendo considerada uno de los mayores fracasos del año.
Si algo nos enseña este desastre es la gran importancia de contar con un equipo de RRPP sólido. Un buen PR no solo se encarga de brillar en los estrenos y organizar alfombras rojas, sino que debe estar listo para responder ante cualquier crisis con inteligencia y estrategia. No basta con esconder los problemas debajo del tapete; se necesita una comunicación clara, respuestas rápidas y, sobre todo, una narrativa que controle el daño.
En la era digital, donde la opinión pública se moldea en cuestión de minutos, las marcas (y sí, las películas y sus productoras también entran aquí) deben estar preparadas para actuar con rapidez. Una respuesta mal calculada o una falta de acción puede destruir años de trabajo en imagen y reputación. Un buen PR hubiera sabido gestionar mejor las disculpas de Gascón, aconsejar al director sobre sus declaraciones y trazar un plan de acción para minimizar el impacto negativo.
Esta situación nos deja algunas lecciones (“consejitos” por si tienes a alguien conocid@ con temas de crisis de imagen):
- Reacción rápida y estratégica: Actuar de inmediato, pero con inteligencia, evitando respuestas impulsivas. El tiempo es oro.
- Asumir responsabilidad: Reconocer errores con honestidad y transparencia para no perder credibilidad. Nada enoja más al público que una disculpa tibia.
- Mensaje claro y empático: Comunicar de forma humana, evitando disculpas vacías o evasivas. Evitar frases como “Lamento si alguien se sintió ofendido”
- No jugar a la víctima: Aceptar la crítica con madurez en lugar de excusarse. Si ya abriste la bocota, asume las consecuencias.
- Elegir bien los canales: Adaptar la respuesta al medio más adecuado para el mensaje. No todas las crisis se resuelven con un post en Instagram
- Controlar la narrativa: Anticiparse a medios y redes para evitar distorsiones. Si el equipo de PR no toma la iniciativa, los medios y las redes lo harán por ellos.
- Acciones concretas, no solo palabras: Demostrar compromiso con cambios reales. No basta con pedir perdón.
- Acompañamiento constante: El equipo de PR debe guiar al personaje en todo momento. Dejar que la persona gestione sola su crisis suele ser una receta para el desastre.
- Monitoreo en tiempo real: Vigilar la conversación pública y ajustar estrategias según la reacción. Intervenir de inmediato para ajustar el mensaje y controlar daños.
- Plan de recuperación a largo plazo: Restaurar la reputación con una estrategia sostenida. Un personaje con una imagen dañada necesita una estrategia de reputación a largo plazo que lo ayude a reinsertarse con credibilidad.
Superar una crisis no significa solo “apagar el incendio”, sino también reconstruir la confianza del público.
No importa cuán brillante seas, cuántos seguidores tengas o cuántos premios hayas ganado; si no manejas bien tu imagen y no tienes un equipo de RRPP competente, estás jugando con fuego.