Con la llegada de enero, los propósitos de Año Nuevo cobran fuerza, y entre los más comunes se encuentra la decisión de llevar una vida más activa y saludable. El gimnasio, como símbolo de bienestar, suele ser una de las metas más mencionadas al iniciar el año. Sin embargo, la realidad muestra que pocos logran mantener este propósito más allá de los primeros meses.
En la actualidad, el bienestar se ha convertido en una prioridad para muchos consumidores, quienes buscan mejorar su calidad de vida de diversas formas. Este cambio no solo se refleja en la adopción de rutinas físicas, sino también en la elección de alimentos que se alineen con un estilo de vida más saludable. En este contexto, muchas marcas están respondiendo a una demanda creciente de productos que no solo sean deliciosos, sino también funcionales y adaptados a las necesidades de los consumidores.
Cada vez más, los productos bajos en azúcar, gluten free y con reducidos niveles de grasa ocupan un lugar destacado en las estanterías de los supermercados y restaurantes. Esto se debe a que los consumidores hoy en día tienen mayor acceso a información sobre cómo cuidar su salud, lo que les permite tomar decisiones más conscientes sobre lo que consumen. Además, el auge de las redes sociales y las plataformas digitales ha facilitado el intercambio de conocimientos sobre nutrición y bienestar, impulsando aún más el interés por estos productos.
Según un estudio de Statista Consumer Insights, en México, el 20% de las personas entre 18 y 64 años abonaron una membresía de gimnasio en los últimos doce meses. Sin embargo, la frecuencia con la que realmente lo utilizan varía, mostrando que el interés por el ejercicio no siempre se traduce en hábito. Mientras que, en otros países como China, la cifra se eleva al 18%, mientras que en Estados Unidos el porcentaje desciende al 14%. Por su parte, en Italia el 13% optó por pagar una suscripción, mientras que en Francia la cifra se limita al 6%.
El gimnasio sigue siendo una prioridad para quienes buscan mejorar su salud y bienestar, pero más allá de la afiliación, la clave está en establecer un compromiso real con el ejercicio, adaptándolo a un estilo de vida sostenible. Quizás la verdadera meta no sea solo apuntarse a un gimnasio, sino mantener una rutina que se ajuste a nuestras necesidades y que perdure más allá de los primeros días del año.
