Meta avanza en una nueva etapa, teniendo en cuenta que el líder tecnológico anunció que la compañía está “restaurando la libertad de expresión” en sus plataformas, eliminando a los verificadores de hechos externos y reemplazándolos con un sistema de “Notas de la comunidad”.
Y con ello, no podemos pasar por alto su historial de sanciones en Europa, especialmente desde la implementación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en 2018. De hecho, Facebook, Instagram y WhatsApp, las plataformas que conforman el gigante de Meta, han sido multadas repetidamente por infringir la normativa sobre privacidad, y juntas acumulan seis de las diez multas más altas impuestas hasta la fecha, alcanzando un total superior a los 2.700 millones de euros.
En mayo de 2023, Meta fue objeto de una multa récord de 1.200 millones de euros, impuesta por la Autoridad Irlandesa de Protección de Datos (APD) debido a la transferencia de datos personales de usuarios europeos a Estados Unidos sin el consentimiento adecuado. Esta sanción superó las penalizaciones previas a otras grandes tecnológicas, como Amazon, que recibió 746 millones de euros en 2021.
El RGPD, que surgió con el propósito de otorgar mayor control a los usuarios sobre sus datos personales, ha incrementado la presión sobre las empresas para que gestionen de manera responsable la información de sus clientes. En este sentido, las consecuencias de incumplir las normas son cada vez más severas, como lo demuestra el historial de sanciones a Meta. Según un informe de CMR.Law, desde la entrada en vigor del RGPD, se han identificado más de 2.200 infracciones, acumulando casi 5.600 millones de euros en multas, aunque se estima que las cifras reales podrían ser aún mayores, ya que no todas las sanciones se hacen públicas.
La pregunta que surge ahora es si Meta podrá adaptarse a un entorno regulatorio cada vez más estricto sin comprometer sus modelos de negocio. Las multas por privacidad, aunque son un claro recordatorio de las consecuencias de incumplir las normas, también reflejan la lucha de las grandes plataformas por mantenerse competitivas mientras se alinean con las regulaciones locales. Con la creciente demanda de un manejo responsable de los datos, empresas como Meta deben encontrar una forma de innovar y proteger la privacidad de sus usuarios, o arriesgarse a enfrentar sanciones aún más severas en el futuro.