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Moana 2, el perfecto ejemplo de un mal necesario Foto: Especial
Carlos Andrés Mendiola

La piedra con la que Hollywood está destinado a tropezar

La pandemia, las huelgas de actores y guionistas y una mala programación han hecho en años recientes que Hollywood tropiece una y otra vez

Es la secuela más evidente.

La pandemia, las huelgas de actores y guionistas y una mala programación han hecho en años recientes que Hollywood tropiece una y otra vez.

Películas como “Indiana Jones y el dial del destino”, “Misión imposible 7”, “Rápidos y Furiosos X”, entre muchas otras, han terminado con resultados decepcionantes, por no decir que en algunos casos en fracasos estrepitosos (“Indiana Jones”) a pesar de tener buenas críticas tanto de la especializada como de la audiencia.

La fórmula se complica cuando las producciones resultan no ser tan buenas y/o no conectar tan bien con el público, pero la meta a alcanzar es alta (“Ant-Man y Wasp: Quantunmania”, “The Flash”, “The Marvels”, por citas algunas). Es, muy probablemente el caso de “Código: Traje Rojo” que quizás en su propio nombre tiene “la penitencia”.

“Código: Traje Rojo” es una buddy comedy de acción navideña. Es protagonizada por Dwayne “La Roca” Johnson y cuenta en su elenco con figuras comerciales (Chris Evans, Lucy Liu), talento emergente (Kiernan Shipka) y un ganador del Oscar (J. K. Simmons).

La película va del Jefe de Seguridad de Santa Claus, a quién se le ha perdido irónicamente su encargo (sí, Santa Claus fue secuestrado en vísperas de Navidad). Para encontrarlo deberá recibir ayuda de Jack O’Malley (Evans), un caza recompensas y quién siempre estuvo en la lista de “niños malos”, justo el elemento que ha hecho que Callum pida retirarse. Ha perdido la fe en que la humanidad puede mejorar.

El presupuesto de “Código Traje Rojo” es de 250 millones de dólares. La proyección es clara, fracasará.

Para ser rentable un filme debe multiplicar su presupuesto por 2.5, Es decir, “Código: Traje rojo” deberá ingresar en la taquilla 750 millones de dólares. La película se estrenó en mercados internacionales con 26.6 millones de dólares en 75 mercados, ligeramente sobre el rango bajo de lo proyectado (25 a 30).

En Estados Unidos abre esta semana y la proyección no es mucho mejor, 36 millones de dólares. Haciendo números no es posible que alcance, muy probablemente, si quiera el presupuesto.

Por cierto, el monto estimado de 2.5 responde a dos motivos principales: 1) los presupuestos nunca incluyen gastos de marketing, 2) la productora no recibe el total de lo ingresado en la taquilla; las salas conservan entre un 40 y un 60%.

“Código: Traje Rojo” quizás se “salve” un poco porque es un filme de Amazon. Originalmente estaba pensado para streaming y es posible que su llegada a salas sea una manera de “amortiguar el golpe”.

Se ve difícil cuando las semanas posteriores a su estreno llegarán “Gladiador 2”, “Wicked” y “Moana 2”, tres filmes de algo de potencial comercial y, en especial, las dos últimas con muchas expectativas. “Código: Traje Rojo” rápidamente será “el traje” del ayer.

En cualquier caso, “Código traje rojo” sirve muy bien para ilustrar el punto: presupuestos desbordados.

“Indiana Jones y el dial del destino” costó 387 millones de dólares; “Misión Imposible 7” 291 y la parte 8, se ha reportado, llega a los 400. No son los únicos casos, abundan y más entre producciones de súper héroes o franquicias. “Más es mejor” parece que piensan los estudios pero no es así.

Un par de buenos ejemplos están en “Beetlejuice Beetlejuice” y “Alien: Romulus”. La primera se hizo con 100 millones de dólares y recaudó prácticamente 450. Warner Bros, acordó darle un estreno en salas y más libertad creativa a Tim Burton, su director, a cambio de que no sobrepasara el monto.

“Alien: Romulus” costó 80 y recaudó 350, convirtiéndose en la película de terror más exitosa de 2024 y dando pie a una nueva entrega del equipo.

Ahora, los excesos vienen de varios lugares. Está, desde luego el deseo de “hacer más”, de ser más vistosos, con más secuencias de acción y/o efectos visuales. Esta, sobre todo, una mala planeación que obliga a resolver durante la producción y que encarece el producto.

Están, en varios de los casos, los imprevistos (la pandemia, las huelgas) que incrementaron los costos.

Están los caprichos de actores (50 millones del costo de “Código: Traje Rojo” se atribuye a los retratos de Dwayne Johnson), sin embargo, si de origen el presupuesto es manejable, las expectativas lo serán y el retorno y las ganancias sucederán de manera mucho más lógica.

2023 estuvo plagado de ejemplos que demuestra lo anterior. El número disminuyó en 2024, pero no se va a extinguir del todo como lo demuestra “Código: Traje Rojo”, aunque es claro que la reestructuración de Disney, por ejemplo, es una medida para evitar “tropezar de nuevo con la misma piedra”.

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