El Día de Muertos es una de las tradiciones más significativas y coloridas de México.
Originalmente, el festejo se realizaba el 1 y 2 de noviembre; sin embargo, en los últimos años, este se ha extendido durante más días. Durante estas fechas, los mexicanos honramos la memoria de nuestros seres queridos que han fallecido mediante la colocación de altares de muertos llenos de ofrendas, flores y veladoras.
Esta festividad, declarada Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO en 2003, está rodeada de creencias y mitos que han sido transmitidos de generación en generación.
A continuación, te contamos algunas leyendas que han acompañado al Día de Muertos y que son ideales para compartir con los más pequeños.
1. ¿Qué leyendas hay del Día de Muertos? El perro en el altar
Uno de los elementos más curiosos y menos conocidos de los altares de muertos es la importancia del perro.
Según la mitología de los antiguos mexicanos, especialmente entre los mexicas, los perros o xolos juegan un papel fundamental en el viaje al Mictlán, el inframundo.
Los mexicas creían que cuando una persona moría, su alma emprendía un largo y difícil viaje para llegar al descanso eterno, y un perro de la raza xoloitzcuintle, era el encargado de guiarla a través de ríos y montañas.
La leyenda cuenta que aquellos que en vida trataron bien a los perros podrían contar con su ayuda en el más allá. Sin embargo, si los maltrataron, el perro se negaría a ayudarlos, dejándolos vagar perdidos. Por esta razón, en algunas regiones de México, se coloca una figura de un perro en el altar de muertos, como un recordatorio de su papel protector y guía para los difuntos.
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2. La leyenda de la Llorona
Entre las leyendas más conocidas y atemorizantes del folclore mexicano, destaca la de La Llorona. Se dice que es el espectro de una mujer que llora desconsoladamente por la pérdida de sus hijos. S
egún cuenta la leyenda, La Llorona había perdido a sus hijos en un trágico accidente, y desde entonces, vaga por los ríos y lagos buscando desesperadamente a sus pequeños.
Algunos dicen que escuchar su llanto es un mal presagio, mientras que otros creen que ella actúa como una mensajera entre el mundo de los vivos y los muertos.
En el Día de Muertos, se dice que su presencia indica el camino que las almas deben seguir para llegar a su descanso eterno. Aunque es una historia que asusta a muchos, también tiene una parte importante: la Llorona llora por todos los familiares que extrañan a sus seres queridos, haciendo que su dolor sea menos intenso.
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3. La leyenda de los caballitos de Cuanajo
En el pueblo de Cuanajo, en Michoacán, existe una leyenda que nos cuenta lo que sucede cada 2 de noviembre durante la celebración del Día de Muertos. La historia narra que las almas de los difuntos regresan a visitar a sus seres queridos, y lo hacen montando caballitos de madera llenos de frutas, flores y ofrendas.
Los familiares preparan altares y dejan caballitos en las tumbas de sus seres queridos para que puedan llevárselos de vuelta al inframundo. Las almas que reciben más caballitos y ofrendas son aquellas que son recordadas y queridas por sus familias. En cambio, aquellas almas que ya no son recordadas, recogen lo que los demás dejan caer en el camino, y lo hacen con tristeza, porque su familia las ha olvidado.
Esta leyenda nos recuerda la importancia de no olvidar a nuestros seres queridos, incluso después de que han fallecido. Al recordar sus vidas con amor y gratitud, hacemos que sus almas continúen siendo parte de nuestras vidas.
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4. La leyenda de la zorra como mensajera de la muerte
En algunas regiones de México, se cuenta que la zorra es una mensajera que anuncia la muerte de alguien. La leyenda, originaria de Pozo de Acuña, en San Luis Potosí, narra que cada vez que una zorra canta al atardecer, es señal de que alguien pronto fallecerá. No importa si la persona vive en el pueblo o en otro lugar distante; el canto de la zorra es un anuncio inevitable.
Muchos habitantes del pueblo, al escuchar el canto de la zorra, se preparan para despedirse de un ser querido, o bien, para recibir la noticia de la muerte de alguien cercano.
La leyenda de la zorra nos enseña a estar siempre preparados para lo inesperado y a valorar el tiempo que tenemos con nuestros seres queridos, ya que la muerte puede llegar en cualquier momento.
5. La leyenda del cempasúchil
Una de las flores más importantes en la celebración del Día de Muertos es el cempasúchil, una flor de color amarillo y anaranjado que adorna los altares y guías el camino de las almas hacia el altar. La leyenda del cempasúchil cuenta la historia de Xóchitl, una joven que vivía en un valle y que era amada por el dios del Sol, Tonatiuh.
Tonatiuh, que la observaba desde el cielo todos los días, decidió tomar forma humana para acercarse a Xóchitl. Los dos se enamoraron y pasaron varios días juntos. Sin embargo, Xóchitl, curiosa por conocer más sobre su amado, decidió seguirlo una noche y descubrió que él era el dios del Sol. Asustada, huyó y tropezó, cayendo a un barranco donde murió. Al descubrir su cuerpo, Tonatiuh, triste por su pérdida, la transformó en una flor de pétalos dorados para que pudiera seguir viéndola cada día desde el cielo.
6. Las mariposas monarcas y el Día de Muertos
Cada año, entre finales de octubre y principios de noviembre, las mariposas monarcas llegan a los bosques mexicanos, cubriendo los árboles con su característico color naranja y negro. Lo que hace aún más especial este acontecimiento es que coincide con las fechas en que se celebra el Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre.
Los purépechas, un pueblo indígena originario de Michoacán, creen que estas mariposas son las almas de los difuntos que vienen a visitar a sus familiares durante las celebraciones del Día de Muertos. Para ellos, las monarcas no solo simbolizan la vida después de la muerte, sino también la conexión espiritual entre los vivos y los muertos, un lazo que se renueva cada año con la llegada de estas bellas criaturas.
La leyenda purépecha cuenta que, cuando las mariposas monarcas comienzan su migración hacia los bosques de Michoacán, traen consigo las almas de los ancestros. Al igual que las mariposas, las almas de los difuntos viajan largas distancias para regresar a la tierra de los vivos y compartir un momento con sus seres queridos. Estas almas, llenas de luz y energía, se posan sobre las flores, los altares y las ofrendas, recibiendo el amor de sus familias.
Los purépechas consideran que la llegada de las mariposas es una señal de que las almas de sus antepasados están bien y continúan su viaje en el más allá. Durante los días que las mariposas están presentes, se les trata con especial cuidado y respeto, ya que se cree que cualquier daño que se les haga podría afectar el bienestar de los seres queridos fallecidos.
7. La leyenda azteca del colibrí y el alma de los guerreros
En la cultura azteca, el colibrí también tiene un significado especial. Según la leyenda, los guerreros que morían en combate o en sacrificio para honrar a los dioses no se iban al Mictlán, como los demás difuntos. En lugar de eso, sus almas se convertían en colibríes y acompañaban al dios Huitzilopochtli, el dios de la guerra y del sol, en su recorrido por el cielo.
Estos colibríes, llenos de valentía y energía, eran considerados mensajeros divinos que llevaban el espíritu del sol y la vida a la tierra. Al ver un colibrí, los aztecas creían que era un guerrero que había dado su vida y que, en forma de ave, traía bendiciones y protección a sus seres queridos.
Además de su conexión con los guerreros, el colibrí es un símbolo de amor eterno. Muchas leyendas afirman que los colibríes son las almas de los amantes que, tras la muerte, vuelven para recordarnos que el amor verdadero nunca desaparece. Estos pequeños pájaros, con su capacidad para volar hacia adelante, atrás y mantenerse en el aire en un solo lugar, simbolizan la persistencia del amor y la memoria que nunca se desvanece.
Se dice que si un colibrí aparece en momentos de tristeza o dolor, es el espíritu de un ser querido que viene a consolarte, recordándote que el amor que compartiste sigue vivo, más allá de la muerte.
